Yukio Mishima, seudónimo de Kimitake Hiraoka, es una de las figuras más complejas y controvertidas, así como una de las más importantes, de la literatura japonesa del siglo XX. Candidato al Nobel en varias ocasiones, este importante novelista, dramaturgo y ensayista fue un intelectual polifacético que conjugó en su obra la exploración de la belleza, el nihilismo y una intensa preocupación por la identidad japonesa en la posguerra.
Este año 2025 se celebra el centenario de su nacimiento con varios actos en honor a su memoria y a su legado literario en diferentes lugares del mundo.
Infancia y Formación
Criado en un entorno aristocrático, Mishima fue separado de sus padres desde temprana edad y quedó al cuidado de su abuela Natsu, una mujer de carácter dominante que influyó en su sensibilidad artística y su fascinación por el refinamiento estético. Estudió en la prestigiosa Peers School de Tokio y posteriormente en la Universidad Imperial de Tokio, donde se graduó en Derecho en 1947. Sin embargo, su verdadera pasión era la literatura.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Mishima fue rechazado para el servicio militar debido a su frágil salud. Esta experiencia lo marcó profundamente y fomentó su sentimiento de culpa por no haber podido combatir. A partir de entonces, su obra reflejaría un intenso nacionalismo y una atracción por la disciplina militar.
Trayectoria Literaria
Desde su debut con Tōzoku ("Ladrones", 1948), Mishima demostró una inclinación por narrar obsesiones psicológicas y conflictos internos. Sin embargo, fue Confesiones de una máscara (1949) la que lo catapultó a la fama. Esta obra semiautobiográfica sobre un joven homosexual que se oculta tras una máscara para encajar en la sociedad en pleno apogeo imperialista de Japón. La prosa poderosa pero legible de Mishima en esta novela es el punto de entrada perfecto al mundo del 純文学 (jun-bungaku) o literatura culta japonesa, para diferenciarla del 大衆文学 (taishū bungaku), o literatura para las masas.
A lo largo de su carrera, su literatura se nutrió de elementos filosóficos y estéticos que giraban en torno a la muerte, la identidad y el sentido del honor. El pabellón de oro (1956), inspirada en un hecho real, relata la obsesiva fascinación de un monje por la belleza del Kinkaku-ji, llevándolo a su destrucción. El mar de la fertilidad, su obra cumbre, es una tetralogía compuesta por Nieve de primavera, Caballos desbocados, El templo del alba y La corrupción de un ángel, en la que aborda la transmigración del alma y la decadencia de la tradición japonesa.
Además de la narrativa, Mishima escribió varias obras kabuki y modernizó varios dramas nō. También incursionó en el cine con varias películas, pero fue con Patriotismo (1966), un cortometraje en el que él mismo interpreta a un oficial que se suicida por honor, donde Mishima se involucró también con la dirección y la producción de la obra.
Su Relación con la Política y el Nacionalismo
Mishima fue un crítico acérrimo de la occidentalización de Japón tras la Segunda Guerra Mundial. Aunque en Occidente se le consideró un simpatizante del militarismo japonés, en realidad detestaba el expansionismo del ejército Imperial previo a la guerra. Su verdadero anhelo era la restauración del antiguo espíritu samurái y de la figura sagrada del emperador, el tennō.
En 1968 fundó la Tatenokai, una milicia privada formada por jóvenes nacionalistas que entrenaban en defensa del emperador. Su radicalismo creció con los años, culminando en el intento de golpe de Estado del 25 de noviembre de 1970.
Ese día, Mishima y cuatro miembros de la Tatenokai tomaron las oficinas de las Fuerzas de Autodefensa en Tokio. Desde un balcón, Mishima pronunció un discurso en el que llamaba a los soldados a sublevarse y restaurar el poder del emperador. Ante la indiferencia de su audiencia, regresó al interior del edificio y cometió seppuku (suicidio ritual), una acción que había prefigurado en su literatura y que, según sus propios escritos, consideraba la culminación de su existencia.
Su muerte conmocionó a Japón y al mundo entero. Para algunos, fue la acción de un extremista, mientras que para otros, un acto de coherencia y sacrificio. Lo innegable es que su legado literario sigue vigente, y su obra continúa desafiando y fascinando a lectores de todo el mundo.
Bibliografía
La Nación, consultada el 18/03/25
The Japan Times, consultada el 18/03/25
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