Cuando el
pequeño Tane prueba la comida de un muchacho que encuentra en el parque,
no hay vuelta atrás ¡Es el mejor onigiri
que ha probado en su corta vida! Deseoso de volver a probar esa delicia, quiere
que Minoru, su hermano mayor, aprenda a cocinar algo tan peculiar, así
que cuando ambos se reencuentran con el joven, lo invitan a la casa para
practicar la receta.
Así comienza una
historia de amistad. La familia de cada uno de los personajes es mostrada, con
sus penurias y alegrías. El padre de los hermanos nos muestra un carácter que
varía entre lo infantil y la necesidad de querer ver felices a sus hijos,
dándose cuenta del incipiente aprecio que se tienen los protagonistas, siendo
más de una vez quien ayuda al primogénito a intentar dar un paso definitivo.
Onigiri-man (Hozumi
Yutaka) es realmente una persona sensible que arrastra varios traumas, al
no ser muy sociable le resulta difícil por su timidez hacer cosas cotidianas,
por otro lado, Minoru, a pesar de su aspecto intimidante es alguien confiable,
soporta muchos caprichos de Tane (y le da un coscorrón cuando lo cree
necesario).
Si mencionamos
al más chico de todos los personajes, vemos a un niño de cuatro años que adora
a su nuevo amigo, ansioso de mostrarle sus hazañas diarias, desde los dibujos
hasta lo más variado que descubre su mente infantil; el soporte cómico que
siempre interrumpe lo serio y alivia la trama.
Nos instruimos
con el donabe, cacerola de arcilla japonesa y el sabor tan particular al
cocinar en ella el arroz. Y no podemos olvidarnos del infaltable curry,
en versión casera o comprado en supermercado, en sobre. Hablar de la comida es
lo más común en esta obra unitaria, por eso se conocieron todos y es el pilar
del guion, todo girará en los almuerzos/cenas y el mini desarrollo amoroso (que
tarda bastante, todo hay que decirlo) se planta en las juntadas para saborear
cada platillo. Takoyakis o «bolas de pulpo», sopa roja de asuki, preparaciones a base de frijoles,
mochi, y no solo de orígenes netamente japoneses, alternan alimentos
chinos y coreanos con igual facilidad, cualquier novedad es mágica y
degustable.
El onigiri
que uno prepara es libre, no tiene límites y puedes aderezarlo a tu gusto
Se acerca
Nochevieja y no pueden faltar los deseos más profundos para el año que se
avecina, en tan solo siete capítulos (y un corto extra) ya vemos la evolución
de ambos protagonistas, si bien le faltaría un desarrollo a otros secundarios
que apenas se mencionan, no está mal como oneshoot, un slice of life donde la necesidad de
sentirse querido traspasa las viñetas.
La desfachatez y
falta de vergüenza del menor roba las mejores escenas, se le siente real y es
quien rompe el muro infranqueable de Yutaka, enterándonos del porqué de su
apatía de comer acompañado, y la posterior reconversión, hallando placer en
degustar con otras personas.
Para terminar,
un dorama encabezado por Atsuhiro
Inukai como Yutaka Hozumi, Hiroki Iijima como Minoru Ueda y Kūga Maeyama como
Tane Ueda se estrenará a la brevedad, esperemos que sea fiel a la obra.
Nos vemos en
otro número.
Nombre original:
僕らの食卓, (bokura no shokutaku)
Autora: Mita Ori
Dibujo: Mita Ori
Género: BL
Nº de tomos:
unitario, 272 páginas
Edición en
español: Editorial Kodai
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