El sintoísmo, la religión nativa de Japón, se fundamenta en la veneración de los kami, espíritus o deidades que representan diferentes aspectos de la naturaleza, la fertilidad, el crecimiento y la protección. En esta creencia, no existe un dios absoluto, sino una multitud de kami que colaboran en la creación y el equilibrio del mundo.

Ilustración japonesa de la diosa Amaterasu emergiendo de la cueva, rodeada de dioses en celebración, basada en la mitología del Kojiki.
Ilustración japonesa de la diosa Amaterasu emergiendo de la cueva, rodeada de dioses en celebración, basada en la mitología del Kojiki.

La Naturaleza de los Kami

Los kami no son entidades divinas en el sentido occidental, sino fuerzas espirituales que pueden residir en elementos naturales, fenómenos atmosféricos o incluso en personas destacadas. En esta cosmovisión, todos los seres pueden ser considerados kami en potencia.

Algunos de los kami más frecuentes incluyen:

  • Kami de la fertilidad y la producción.
  • Espíritus protectores de la naturaleza y de las profesiones.
  • Deidades relacionadas con fenómenos climáticos y atmosféricos.
  • Kami ancestrales, entre los que se cuentan los antepasados de la familia imperial y de las casas nobles.

Entre estos, destacan los kami protectores de clanes, conocidos como uji, y sus protectores específicos, los ujigami, tradicionalmente adorados en templos locales. Con la movilidad social moderna, estos kami han ampliado su papel como guardianes de comunidades enteras.

Kami Importantes en la Mitología Sintoísta

Amaterasu

Amaterasu-ōmikami (天照大神) es la diosa del sol y la deidad central del sintoísmo. Se le menciona en el Kojiki y el Nihon Shoki, los textos más antiguos de la mitología japonesa. Se le atribuye la descendencia directa de la familia imperial. Una de sus leyendas más conocidas relata cómo se ocultó en la cueva de Ama-no-Iwato, sumiendo al mundo en oscuridad, hasta que otros kami la persuadieron de salir.

Fūjin y Raijin

  • Fūjin (風神): Dios del viento, representado con una bolsa de aire sobre el hombro.

  • Raijin (雷神): Dios del trueno, suele aparecer tocando tambores en las nubes.

Ambos kami son protectores y desempeñaron un papel crucial en la defensa de Japón al desatar tormentas contra los invasores mongoles en el siglo XIII.

Susanoo

Susanoo-no-Mikoto (須佐之男命) es el dios de las tormentas y del océano. Su carácter multifacético lo vincula tanto a la destrucción como a la protección. Se le asocia con la región de Izumo y ha sido identificado con divinidades extranjeras, especialmente de la península de Corea.

Uno de sus relatos más importantes es su enfrentamiento con el dragón Yamata-no-Orochi, al que derrota para obtener la espada sagrada Kusanagi, uno de los tres tesoros imperiales de Japón.

Izanagi e Izanami

Estos kami creadores dieron origen al archipiélago japonés. Izanagi (伊邪那岐命) y Izanami (伊邪那美命) desempeñaron un papel central en la mitología sintoísta, estableciendo la estructura del mundo y el ciclo de la vida y la muerte.

Tsukuyomi

Tsukuyomi-no-Mikoto (月読尊) es el dios de la luna y consorte de Amaterasu. Su mito más relevante es el asesinato de Uke Mochi, la deidad de los alimentos, lo que llevó a su separación definitiva de Amaterasu, simbolizando así la alternancia entre el día y la noche.

Bibliografía

  • Ono, Sokyo: Sintoísmo. La vía de los kami, Editorial Satori, Gijón, 2014.

  • Wikipedia: Kami (consultado el 10/09/2020).