Por Dita
Nos encontramos en el año 1958 y
dos genios conversan. Necesitan una nueva serie para la revista juvenil («para
niños grandes» decía la publicidad de la época) Pilote. Las aventuras de Jehan
Pistolet, corsario del rey (Juan
Pistola o Pistolete, según las
traducciones) han tocado a su fin y es preciso ofrecer una nueva. Hurgando de
nuevo en la historia de Francia, los dos genios dan con el período de las
colonias americanas y nos traen las aventuras surgidas de la amistad entre un
gran guerrero piel roja y un finolis, pero valiente europeo. Se trataba de Umpa-pá el piel roja y los dos genios,
cómo no, eran René Goscinny y Albert Uderzo.
La
historia da comienzo cuando la carabela La
Arrogante, procedente de Francia, arriba a las lejanas costas de
Norteamérica con el propósito de lograr nuevas colonias para su majestad el
Rey. En ella viaja el joven caballero Humberto de la Pasta de Hojaldre, quien
ya sueña con la gloria. Por su parte, en tierra aguardan los guerreros de la
tribu de los Vale-Vale, entre los que destaca Umpa-pá, bravo entre los bravos,
ansiosos por hacerse con las cabelleras de los caballeros (podría haber dicho
«de los extranjeros», pero meter un retruécano hablando de Goscinny era una
tentación demasiado irresistible). Humberto y Umpa-pá tendrán su primer
encuentro, en el que el caballero descubrirá que la magnífica esgrima europea
no tiene nada que hacer contra el cachiporrazo de un hacha de guerra. No
obstante, cuando el guerrero indio intente escalpar a su enemigo, se llevará
una buena sorpresa: lleva una de las clásicas pelucas empolvadas que tan
comunes eran en el siglo XVII. Ello no solo le da un susto terrible al héroe,
también dará su nombre de piel roja al recién llegado Humberto de la Pasta de
Hojaldre, que será ahora conocido como Doble Cabellera.
Secuestrado
por el guerrero Vale-Vale, Humberto se enfrenta a dos opciones poco halagüeñas:
o ser quemado vivo según piden los más reaccionarios de la tribu, o quedarse
para siempre a vivir entre ellos. Pero cuando, durante las pruebas que
decidirán su destino, el extranjero defiende sin dudarlo a Umpa-pá. Este se
sentirá conmovido y ya no lo considerará más su prisionero, sino su hermano y
amigo.
En tan dispar
pero sincera amistad, comenzarán las aventuras que incluso llevarán a Umpa-pá
al continente europeo o a enfrentarse contra los piratas, siempre en clave de
humor. Aunque el piel roja lleva en sus espaldas el mayor peso de las aventuras
con su prodigiosa fuerza física (y eso que él no se cayó en ninguna marmita de
poción mágica), su rapidez de pensamiento y su valor, su comparsa Humberto,
pese a sus fallos, no se quedará atrás. A diferencia del guerrero, Pasta de
Hojaldre no es fuerte y poderoso, es más bien un tirillas, delgaducho y no muy ágil. Con frecuencia le abandona el
valor, pero por norma general lucha contra sus propios miedos y los vence.
Asimismo, también suele ser Umpa-pá más listo que él, pero de vez en cuando da
con ideas que son las que hacen triunfar al dúo. Así, ninguno de los dos está
completo sin el otro y su complementación no es rutinaria, sino que se
reinventa a cada página.
A diferencia
de las aventuras de Astérix, en las
que tenemos a un gran número de personajes y en las que, desde el primer tomo,
vemos mucha interacción entre todos los pobladores de la aldea gala, en Umpa-pá
es la pareja protagonista la que lleva la acción casi por completo, quedando
los demás personajes reducidos a apariciones ocasionales para producir un gag
determinado. No obstante, podemos ver ya algunos rasgos de lo que nos llegaría
más tarde. No creo que nadie pueda sostener que el parecido entre el anciano Solo-un-diente
y el venerable Edadepiedrix no es mucho más que casual.
Las aventuras de Umpa-pá son
inmediatamente anteriores a las de Astérix,
y por eso aquellas se vieron limitadas a cinco álbumes; la popularidad del
pequeño galo hizo que se abandonaran otras series para centrarse en él por
completo. A principios de los años noventa fueron traídos a España editadas por
Akal y, respaldadas por los nombres de Goscinny y Uderzo, tuvieron buenas
ventas, aunque nunca fueron reeditadas. Años más tarde, ya en el siglo XXI, las
recuperaría Salvat, editorial en las que pueden conseguirse en un lujoso
integral, donde podremos encontrar su historia y curiosidades, amén de las
citadas aventuras.
Un personaje que merece ser
descubierto y disfrutado, pero si luego acabáis gritando como los Vale-Vale
«¡YAK-YAK-YAAAAK!», a mí no me echéis la culpa.
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