La movida. Imaginad un paraje que
conocĆ©is, un dĆa se desatan las lluvias y cuando volvĆ©is a pasar por Ć©l, estĆ”
llenito de setas. Bueno, pues eso fue la Movida, pero en lugar de setas, lo que
brotaron por doquier fueron grupos musicales, pateabas una piedra y salĆan
seis. Si ya en dƩcadas pasadas y gracias al influjo de Los Beatles y
similares se habĆa dado el caso de los grupos de pop-rock aficionados, en los
ochenta el fenĆ³meno se desbordĆ³ y parecĆa que no habĆa panda de amigos que no
se hicieran con un par de guitarras y cuatro cajas, y se animaran a formar su
propio grupo musical. Como suele suceder, de cuatrocientos, valĆan la pena dos,
pero durante algĆŗn tiempo se podĆa ir a cualquier garito y disfrutar de mĆŗsica
en directo. BasĆ”ndose en ese hecho, surgiĆ³ nuestro cĆ³mic de hoy, Ricky y los
Desahuciados, que mĆ”s tarde pasarĆa a llamarse BumBĆŗm y los Desahuciados,
en honor a su cantante femenina.
En
los aƱos ochenta, la editorial Bruguera pasaba por apuros financieros (en buena
parte causados por ella misma, pero tambiĆ©n por la irrupciĆ³n de cĆ³mics
americanos cuya licencia ya no controlaba y mĆ”s tarde por la apariciĆ³n de los
manga) y, buscando a la desesperada renovar su elenco de personajes de acuerdo
a los gustos actuales, encarga al consumado guionista JesĆŗs de Cos la creaciĆ³n
de historietas basadas en un grupo musical juvenil. Y a cargo del dibujo
estarĆa el nuevo talento de la casa, el jovencĆsimo Miguel. Y cuando digo «jovencĆsimo»,
quiero decir que ni siquiera habĆa hecho el servicio militar, obligatorio en
aquellos tiempos: quince aƱitos tenĆa. Y es que entonces la enseƱanza era obligatoria,
en teorĆa, hasta los diecisĆ©is, pero en realidad lo obligatorio era terminar la
EGB; una vez acabada, un chaval podĆa ya buscarse trabajo o meterse de aprendiz
de lo que fuese si no deseaba estudiar mƔs o si (lo que era tristemente mƔs
probable), no habĆa dinero en su casa para pagar mĆ”s estudios. El director de
la revista por aquellos aƱos, Armando MatĆas Guiu, confiĆ³ en aquel jovencito
tĆmido, pero de elocuente trazo, que dibujĆ³ a una de las chicas mĆ”s guapas del
Mortadelo de los ochenta, con permiso de la secretaria Irma: la vocalista
BumBĆŗm.
En
las historietas, Ricky el guitarra y Los Desahuciados son un grupo de jĆ³venes adolescentes
que aĆŗn viven con sus padres e intentan abrirse camino en el mundo de mĆŗsica,
siempre tocando en fiestas de pueblos remotos y en tugurios de mala muerte. Se
hacen llamar «Desahuciados» a raĆz de su primera canciĆ³n, «Desahucio
total-todos a la calle», tema que les inspira su casero al echarles del piso que
usaban para ensayar. Y cuya vigencia no se ha perdido a dĆa de hoy, por mĆ”s
triste que sea reconocerlo.
Con
un lenguaje sacado directamente del habla urbana lleno de dinamismo, y
frescura, los personajes se trataban unos a otros de «chorba, tronco, carroza,
majara, hartosopa, colgao…», todas expresiones nunca vistas en un tebeo; la
democracia no hacĆa aĆŗn diez aƱos que habĆa llegado y ya hubo padres que
inundaron de cartas las redacciones, acusando a estas de «promover
entre los niƱos un lenguaje vulgar y soez». A este colorido vocabulario
lo acompaƱaba un humor mƔs salvaje e irreverente que sus compaƱeros de pƔginas,
si bien otros «colegas» de la revista como Tranqui y
Tronco o las pĆ”ginas de humor polĆtico y actual como The Mogollon News
tambiƩn le dieron a la irreverencia como fuente de humor y en ellas pudimos ver
frases tan llamativas como «HĆ”gase la luz-El Creador. SĆŗbase
la luz-El Gobierno», que nadie pensarĆa apropiadas para chavales entre ocho y
quince aƱos, a quienes estaba destinada la revista, pero que sin embargo la
devoraban (o devorƔbamos), y quienes nos enamoramos de aquel fresco cinismo que
la impregnĆ³. Si a ese estilo de humor aƱadimos el personal y bellĆsimo trazo de
Miguel, nos encontramos frente a un producto extraordinario.
Miguel
tenĆa un dibujo particular y Ćŗnico que lo hacĆa inconfundible. Un trazo Ć”gil y
realmente bonito que hacĆa a sus heroĆnas tan sexys de cuerpo como lindas de
cara, y a los chicos que las acompaƱaban tan Ćŗnicos como ellas, y siempre
llevando los atuendos punk-rocker (botas, tupƩs, crestas de colores, chupas de
cuero…) en los que tan prĆ³diga fue la dĆ©cada de los ochenta.
Por
desgracia, la intervenciĆ³n de personajes como Los desahuciados no bastĆ³ para
salvar a Bruguera, y esta cerrĆ³ sus puertas definitivamente en 1987. La serie entonces
pasĆ³ a la revista Garibolo, donde ya llegĆ³ con el nombre de BumBĆŗm y los
Desahuciados y el cambio de imagen que afectĆ³ a todos los personajes, en especial
a BumBĆŗm, la cual pasĆ³ a ser rubĆsima y tener
un papel mucho mƔs destacado en el grupo y las decisiones del mismo. Incluso
llegaron a tener una aventura larga, «Los Desahuciados en AmĆ©rica», en el que
se hacen con la carabela del puerto de Barcelona para llegar a tan lejas
tierras y donde se ganarĆ”n la enemistad del mismĆsimo SupermĆ”n y su Superpadre.
No obstante, Garibolo fue flor de un dĆa, y Miguel, que habĆa llevado esta serie,
Billy Roca, y el hĆ©roe FernĆ”ndez (una especie de Conan a la espaƱola), se pasĆ³
al mundo de la publicidad, y en los aƱos noventa fueron muy comunes las
tarjetas de felicitaciĆ³n dibujadas por Ć©l. Finalmente, le llegĆ³ el turno de
hacer lo que al parecer es el destino de todas las personas con talento en este
paĆs: emigrar. Y ha estado trabajando en el norte de Europa como el artista que
es para empresas de videojuegos, y allĆ sigue.
BumBĆŗm
y los Desahuciados fue un cĆ³mic de corta vida pero gran repercusiĆ³n. Un cĆ³mic
concebido como la salvaciĆ³n de toda una revista y que quizĆ” no logrĆ³ su objetivo,
pero sĆ consiguiĆ³ modernizar una publicaciĆ³n y un estilo de humor que llevaba
aƱos estancado y que nos dio, aunque fuese a modo de canto de cisne, momentos
verdaderamente memorables.
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