Dicen los coreanos que su
gastronomÃa no debe confundirse con la china o la nipona. Según ellos, la
cocina japonesa es rica y saludable, pero las raciones son escasas; la china en
cambio es sabrosa y abundante, pero en exceso calórica, en tanto que la coreana
reúne lo mejor de ambas, es saludable, sabrosa y abundante. Hoy, vamos a
aprender un poco más de esta gastronomÃa a la vez tan similar y tan diferente a
otras cocinas asiáticas.
La cocina coreana tiene mucha historia. Al
tratarse de un paÃs campesino en su mayorÃa, la inmensa parte de la población
seguÃa una dieta basada casi por completo en frutas y verduras, cereales y
legumbres, siendo el grano más famoso el arroz, que -como sucede en toda Asia-
es de un consumo elevadÃsimo y está presente prácticamente en todas las comidas.
Los campesinos de las zonas litorales completaban su dieta con pescado, pulpo y
marisco, que pronto se hizo muy apreciado, mientras que los de las zonas
interiores obtenÃan las proteÃnas de los huevos de las gallinas, la carne de
pollo y en ocasiones de cerdo. Los bueyes, aunque conocidos, eran usados sobre
todo como bestias de carga para transportar y arar, y eran tan valiosos que
matar uno para su consumo fue delito en diversas épocas de la Historia y se
decÃa que daba mala suerte; sólo la familia real podÃa comer carne de res, y no
fue hasta casi el siglo XX que se popularizó su consumo.
Debido a la religión budista que tiene
gran presencia en el paÃs, es habitual la dieta vegetariana, puesto que era la
adoptada por los monjes. A tÃtulo de curiosidad, también se consumÃa la carne
de perro, sobre todo de la raza labrador, aunque hoy dÃa es ya una costumbre
abandonada que surgió de la necesidad, como aquà en la posguerra existÃa el «conejo
de tejado» que no era otra cosa que gato.
En cuanto a la etiqueta en la mesa, a
diferencia de la cultura latina, que concibe la comida como una reunión
familiar en la que se conversa alegremente de lo sucedido durante el dÃa, la
costumbre coreana nos indicaba que era de mala educación conversar en la mesa,
y que uno debÃa centrarse en lo que estaba comiendo. No debÃa tomar el alimento
con tanta prisa que pareciera que estuviese muerto de hambre, ni tampoco con
tanta lentitud que pareciera desganado. Según la etiqueta, el hombre de más
edad debÃa ser el primero en ser servido por las mujeres de la casa, y después
de servir a los hombres, las mujeres comÃan en una sala aparte donde también
comÃan los niños pequeños hasta alcanzar la edad que les permitÃa compartir
mesa con los adultos. Hoy en dÃa estas reglas se han relajado, las familias
comen juntas y se comunican durante ese momento. Lo que desde luego no cambia,
es que está feo mostrar lentitud o glotonerÃa y desde luego, nunca, nunca se os
ocurra hablar de cosas escatológicas, enfermedades o muerte durante una comida.
La cocina coreana se basa en el
pensamiento que une el bienestar fÃsico con el emocional y que busca la
consecución de la salud por medio de la comida que uno ingiere. En pro del
equilibrio, se considera que una buena comida debe tener los cinco colores
tradicionales de la cocina, a saber: verde, blanco, negro, rojo-rosa y
amarillo-dorado. La teorÃa dice que la correcta combinación de colores facilita
la digestión y estimula el apetito y, para conseguir esta combinación, en la
cocina coreana se sirven a la vez todos los platos de la comida. Es tradicional
decir que «a la mesa se le van a romper las patas» para calificar de buena una
comida coreana, y es que en ella estarán los entrantes, la sopa, el plato
fuerte, las guarniciones y hasta los dulces si se tercia la presencia de estos.
En realidad, si nos paramos a pensarlo, no es tan raro… si pensamos por ejemplo
en el cocido, donde nos servirán en la mesa el calderito de sopa, los
garbanzos, la carne y la verdura, todo a la vez, o en los spaghettis, donde es
normal que nos sirvan la pasta y todas las guarniciones (tomate, carne, queso,
cebolla…) en la misma mesa para que nos sirvamos.
Una comida coreana recibe el nombre de Hansik y cada elemento que forma parte
de ella cheop bansang, y el número de
estos indica la calidad del almuerzo. El número más frecuente de bansangs oscila entre cinco y siete;
tres es el más humilde y era propio de campesinos, y doce es el más ostentoso,
está considerado un número sagrado y sólo es propio de la familia real.
Los elementos fundamentales, básicos del hansik son arroz, sopa y kimchi (vegetales fermentados en sazón).
El arroz cocido suele ir acompañado de determinadas guarniciones llamadas banchan y que suelen consistir en otro
tipo de granos o cereales, como cebada, alubias rojas o mijo, que le dan sabor
y alegrÃa, pero también pueden venir acompañado de verduras, soja, o castañas. La
coreana es una gastronomÃa muy ligada a los productos frescos y de temporada,
de modo que las guarniciones que acompañan el arroz son representativas de la
época del año en que nos encontremos.
La sopa es asimismo otro plato
fundamental, y los coreanos la clasifican en función del espesor del caldo, y,
por ende, del aporte calórico. Ya supondréis que la sopa más clara, el guk, que es casi transparente y se hace
con mucha agua y pocos ingredientes, es adecuada sobre todo para el verano. El jjigai, que es ya más espeso y lleva más
ingredientes, en especial vegetales y legumbres, es apropiado para el
entretiempo. Y finalmente, el jeongol
es adecuado para dÃas frÃos. Este jeongol,
además de un caldo espeso con muchos ingredientes y que ya no sólo lleva
verduras y legumbres sino también setas, pulpo, tripas y carne, también tenÃa
la particularidad de que se cocÃa en una olla en la propia mesa, a fin de que
su consumo no estuviera limitado a las horas de las comidas, sino que pudiera
tomarse por cualquier persona que precisase reconfortarse. La sopa siempre
viene acompañada de los tradicionales fideos de harina o de arroz.
Los «platos fuertes» de la cocina coreana
son muy variados y de gran cantidad de ingredientes. Por ejemplo, el propio jeongol formarÃa parte de los guisos a
la cazuela. Después vendrÃan los jjion,
que son platos parecidos a estofados, con base de legumbres o verduras y
acompañados por grandes tajadas de carne de cerdo, pollo o pescado, guisados a
fuego lento. Los namul son los platos
de verduras, ya sean hervidas o salteadas, generalmente se sirven acompañadas
de arroz u otros ingredientes, como algas, creando platos parecidos al sushi.
Los jeotgal son mariscos fermentados
en sal, como huevas, mariscos de valvas (almejas u ostras), etc., aunque se
suelen usar más bien como ingrediente o guarnición que como un plato de
temperamento. Tenemos asimismo los gui,
que son platos de asado a la parrilla, generalmente buey o ternera adobada,
aunque los pescados también es normal asarlos a la parrilla. No podÃan faltar
los fritos en que tan pródiga es la cocina asiática, que aquà se llaman jeon y consisten en verduras, filetes de
pescado o marisco rebozados de huevo y harina y fritos. En ocasiones, la
verdura, como los pimientos, puede rellenarse de carne antes de rebozarse y
freÃrse, y se puede acompañar de jeotgal.
Y finalmente es común el mandu o
empanadilla guisada, que se rellena de calabaza hervida, verduras diversas,
brotes de soja y carne picada.
En todos los casos, se trata de raciones
moderadas que, juntas, componen una comida abundante, de gustos variados y
sabrosos. Se hace asà para que el comensal pueda disfrutar del máximo número de
sabores posibles sin llenarse sólo de uno y, como decÃamos más arriba, para
tener los cinco colores tradicionales en la comida. La cocina coreana, como
toda cocina asiática, no sólo habla al paladar, sino también a la vista y al
olfato y pretende componer un conjunto bello a la par que apetitoso.
Finalmente, pero con especial afecto,
llegamos a los dulces tradicionales coreanos. Si bien es cierto que en los
últimos tiempos la reposterÃa occidental con sus bollitos y pasteles
industriales está ganando notoriedad, la reposterÃa tradicional coreana sigue teniendo
adeptos y se sigue fabricando. En un paÃs que tardó en conocer el azúcar de
América, es la miel la gran protagonista, junto con el arroz, claro está.
La reposterÃa tradicional recibe el nombre
de hangwa y utiliza sobre todo pasta
de arroz o arroz glutinoso mezclado con miel, harina, raÃces comestibles,
judÃas rojas o sésamo, para hacer los pastelillos, asà como hierbas (flores
silvestres y agujas de pino, sobre todo) para darles aroma, y zumo y pulpa de
frutas para darles sabor y relleno, y hoy dÃa es común que se use también
azúcar industrial. Los pasteles tradicionales evocan la fruta o la legumbre en
la que están basadas, y es común encontrar pasteles o galletas con forma de
limón, de mandarina o de flores, decoradas con un delicado colorante. Este tipo
de pasteles suelen estar rellenos de pasta de judÃas dulces parecida al anko japonés, de gelatina con sabor
cÃtrico, de pasta de semillas de sésamo, o de jalea de miel, un jarabe
preparado con miel, limón y otros ingredientes para aromatizarlo y variar su
densidad. Estos dulces son generalmente para acompañar al té, como aquà las
pastitas de café, pero también se usaban en ocasiones especiales, como los
cumpleaños, las bodas o las celebraciones estacionarias.
Hasta aquÃ, nuestro acercamiento a la
cocina coreana. Esperamos que el artÃculo presente os haya gustado, y que no os
eche a perder la dieta, ¡buen provecho!
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