La belleza de lo simple. Así se
podría definir el hanbok o traje
tradicional de Corea. Hasta hace poco más de cien años, era la indumentaria
habitual de todos los ciudadanos del país; hoy día, aunque la moda occidental
se ha impuesto, no pocos modelos recuerdan frecuentemente el hanbok, y es un traje que aún se usa en
ocasiones especiales.
El
hanbok, vocablo que significa
simplemente «ropa coreana», está fabricado en telas que van desde el algodón a
la seda, es una prenda pensada para un pueblo trabajador y modesto, de modo
que, tanto en su versión femenina como masculina, es holgado y ajustable, para
así permitir libertad de movimientos y posibilitar el sentarse cómodamente en
el suelo.
El
hanbok femenino se compone de una
blusa o torera muy corta, con mangas amplias y largas, llamada Jeogori, que se cierra con un lazo, uno
de cuyos extremos siempre quedará colgante. En la parte inferior se usa una
falda muy holgada y larga llamada chima, generalmente de brillantes colores y
con algunos adornos bordados. En el hanbok
femenino no hay -a diferencia con el kimono japonés- partes entalladas. No se
resaltan el pecho ni la cintura, ni siquiera la forma básica de la mujer que lo
lleva, puesto que no era el vestido de una elegante geisha o de una oiran
sofisticada, sino el de una campesina que debía estar lo más cómoda posible,
para poder realizar el sinnúmero de tareas a las que se enfrentaba cada día.
Visto así, puede parecer un traje algo soso y carente de romanticismo, pero a
lo largo de los distintos períodos de la Historia, concretamente el de los Tres
Reinos (del 668 al 935 d. C.), los coreanos entraron en contacto con la cultura
China. En el florecimiento cultural que esto supuso, la vestimenta no quedó al
margen, y pronto las grandes damas coreanas quisieron imitar la delicada
belleza de los chinos, así que empezaron a añadir ricos bordados y diversos
dibujos cosidos en los laterales de sus chimas y las mangas de sus jeogori.
El
hanbok masculino es muy similar,
salvo que su jeogori es algo más
largo y, en lugar de la chima o
falda, se utilizan los baji, pantalones
muy holgados que van provistos de una cinta en la cintura para ajustarlos a la
talla del usuario. En comparación con su homólogo femenino, el hanbok masculino es mucho más austero,
de fríos colores básicos entre los que destaca el blanco, color nacional de
Corea, y carente de bordados o adornos. Ambos modelos pueden completarse con un
Jokki o chaleco equipado con
bolsillos. Esta prenda se introdujo mucho más tarde, en torno al año 1300, pero
dada su utilidad al disponer de bolsillos, fue adoptada enseguida por toda la
población.
El
traje tradicional coreano se ha venido utilizando durante toda la historia del
país, si bien durante el dominio japonés, alrededor del año 1876, Japón intentó
prohibir esta vestimenta como parte de sus medidas represivas. Hasta los años
cincuenta y sesenta del siglo pasado era común ver a la gente vestida con hanbok, en especial en las zonas
rurales, pero los trajes baratos occidentales y los imperativos de la moda
hicieron que su uso fuera disminuyendo paulatinamente, hasta nuestros días, en
los que el uso del hanbok es algo
infrecuente y lujoso, orientado por tanto a celebraciones específicas como las
ceremonias de boda, el primer cumpleaños de un hijo, o las graduaciones
estudiantiles.
A
pesar de su aparente simpleza, el hanbok
es un traje llamativo y de buen gusto, de brillante y agradable colorido, cuyo
esquema ha sido adoptado recientemente por diseñadores como Chanel para algunas
de sus colecciones, y a través del cual podemos asomarnos a la historia de un
país de sus ciudadanos de forma viva y real.
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