Por Dita

Hilaridad. Bienestar. AlegrĆ­a. Incluso a veces, hasta felicidad. Yo creĆ­a que esas eran las emociones comunes cuando uno veĆ­a una cinta de comedia. Hoy, he descubierto otra sensaciĆ³n, aunque no tan agradable como las citadas: la vergĆ¼enza ajena. No obstante, recordemos quĆ© sucediĆ³ cuando Bruce Willis fracasĆ³ en taquilla con El gran halcĆ³n: muchos crĆ­ticos no comulgaron con su sentido del humor y no la encontraron divertida, y Willis saliĆ³ al paso diciendo: “esto, es lo que me hace gracia a mĆ­”.

    En mi periplo por el cine asiĆ”tico y japonĆ©s, harta de encontrarme sĆ³lo dramones sociales horribles llenos de problemas espantosos y pelĆ­culas de miedo que darĆ­an sueƱo hasta a Caperucita, decidĆ­ inclinarme hacia el lado de la comedia; ALGUNA debĆ­a haber pasable. Y sin duda, la hay. Tiene que haberla. Pero yo no la encontrado todavĆ­a, quizĆ”s tenga mĆ”s suerte en la prĆ³xima entrega de KouKyou Zen. La cinta que he soport… que he visto en esta ocasiĆ³n, es WaterBoys, y supuestamente pertenece al gĆ©nero de la comedia, y espero que os haga reĆ­r mĆ”s que a mĆ­.

     En un instituto, Suzuki, un joven estudiante con problemas de adaptaciĆ³n, decide apuntarse a clases de nataciĆ³n en un intento de relacionarse con los demĆ”s. Cuando una nueva profesora muy mona acude a entrenar al equipo, un buen nĆŗmero de chicos correrĆ”n a apuntarse, pero cuando la citada entrenadora suelte que quiere entrenarles para que se presenten a una prueba de nataciĆ³n sincronizada, la mayorĆ­a harĆ”n el camino contrario, y sĆ³lo quedarĆ”n cinco al pie de la piscina. Poco despuĆ©s, la profesora se darĆ” cuenta de que estĆ” embarazada de ocho meses y dejarĆ” su cargo, pero Suzuki, hĆ©roe desconocido, buscarĆ” un medio de que sean entrenados y se presenten al concurso. Buscando, buscando, verĆ” un gracioso nĆŗmero de los delfines del zoo y le pedirĆ” al entrenador de los simpĆ”ticos mamĆ­feros que les entrene a Ć©l y a sus compaƱeros de equipo.

     No serĆ” lo que se dice un entrenamiento ortodoxo, y les enfrentarĆ” a mĆ”s de un problema, pero a cambio, el entrenador de los delfines conseguirĆ” que los chavales trabajen por Ć©l y les llevarĆ” a un buen nĆŗmero de situaciones, supuestamente, divertidas.

     “El humor es como la ropa interior: Tienes que llevar la que se adapte a ti; pretender usar cualquier otra, sĆ³lo te produce irritaciones”. Yo. El humor es algo muy personal, muchĆ­simo. Por mĆ”s que haya quien lo diga, no es universal, ni hay ningĆŗn estilo de humor que le guste a todo el mundo. Waterboys es la prueba, puesto que tuvo muchĆ­simo Ć©xito en su JapĆ³n natal, llegando incluso a tener una serie televisiva de dos temporadas como continuaciĆ³n de la pelĆ­cula, y yo he sido incapaz de verle la gracia.

   Para mĆ­, lo que puede funcionar en un manga, no funciona en la personificaciĆ³n. La hiperactuaciĆ³n, la gesticulaciĆ³n y la exageraciĆ³n que quedan bien y resultan hilarantes en un cĆ³mic, se me hacen fuera de lugar e increĆ­bles en una pelĆ­cula de imagen real, llegando a crearme hastĆ­o y nerviosismo (afortunadamente, la cinta sĆ³lo dura noventa minutos). Las bufonadas que tanto me gustan en actores como Jim Carrey o Rik Mayall, me resultaron insoportables aquĆ­, y por primera vez, comprendĆ­ a los detractores de dichos artistas.



     Punto y aparte merece el argumento, archisabido y manoseado hasta la extenuaciĆ³n, es decir: un chico que sueƱa con ser nadador, se esfuerza, tiene dificultades y al final surge algo que parece insalvable. Seguro que ya sabĆ©is cĆ³mo acaba y hasta podrĆ­ais escribirme el guion, ¿verdad? Hemos visto centenares de pelĆ­culas de comedias deportivas con un argumento similar, siendo Ellas dan el golpe, Elegidos para la gloria o Somos los mejores sĆ³lo algunos ejemplos de ellas. Waterboys es, pues, una pelĆ­cula cuyo argumento no puede dejar que desear, puesto que no ilusiona absolutamente nada.

     Waterboys fue perpetrada en 2001 por Shinobu Yaguchi, escritor y director de la misma, e intrepretada por Satoshi Tsumabuki, ganador del premio Actor RevelaciĆ³n de ese aƱo por la citada pelĆ­cula.

     Soy consciente de que soy dura con esta cinta. Y a pesar de ello, os aconsejo que la veĆ”is. Por quĆ©. Porque la opiniĆ³n debĆ©is hacerla vosotros. A mĆ­ no me ha gustado nada, me ha resultado fastidiosa, pero como decĆ­a mĆ”s arriba, la comedia es algo muy personal. Al contrario que un drama, que puede ser mĆ”s o menos artĆ­stico, mejor o peor actuado, y que, acabe bien o mal, nos ofrece una visiĆ³n objetiva de su calidad cinematogrĆ”fica, la comedia no. La comedia es el gĆ©nero subjetivo por excelencia y aunque, quĆ© duda cabe, existen joyas de la comedia que son y serĆ”n buenas y memorables independientemente de que nos gusten o no, la mayorĆ­a es preciso verlas y juzgarlas uno mismo, y ser uno mismo quien decida si son realmente divertidas o no. A vosotros quizĆ” sĆ­ os guste. Espero de veras, que a vosotros sĆ­ os guste.

    “¡Bien, muy bien, vamos a matarnos por la pepperoni!”