“Sueño: esos pedacitos de muerte. Cómo los odio”. Edgar Alan Poe.
Todos necesitamos dormir, y todos lo
hacemos día a día. Si nos viéramos privados de ese proceso, en pocos días
enloqueceríamos y moriríamos, al punto que los nazis investigaron sobre la
resistencia humana a la privación de sueño como forma de tortura. Sin embargo,
pese a tratarse de un proceso tan necesario y común, es realmente muy poco lo
que sabemos de él. Aprovechando este vacío, Murakami sitúa su cuento “Sueño” en
el mundo de una mujer que ha perdido la capacidad de dormir.
La protagonista es una mujer casada y con
un hijo de corta edad que, años atrás, ya sufrió una especie de insomnio que le
impedió dormir durante varios días hasta que, sencillamente, se “desactivó”;
notó que el sueño le venía, se acostó en su cama y permaneció dormida muchas
horas. En esta ocasión, le sucede algo sólo similar, pero radicalmente
distinto. Mientras duerme junto a su marido, sufre un episodio de parálisis del
sueño que la deja muy alterada. Incapaz de volver a dormir, decide leer hasta
que le venga el sueño nuevamente, pero éste ya no vuelve. Jamás.
Dos semanas más tarde, nuestra protagonista
sigue sin haber dormido una sola hora pero, contrariamente a lo que sería de
esperar, ni siquiera siente modorra. Se encuentra en plena forma, más atenta
que nunca a lo que sucede, reflexiva y vivaz. Su marido y su pequeño hijo no
saben nada de esto, ella lo oculta para que no la obliguen a ir al médico o al
hospital, y pasa las noches leyendo sin respiro, bebiendo coñac y tomando
chocolate, dulce que, por ser dentista su marido, se había privado durante
mucho tiempo de comer.
Como todos los cuentos de Murakami, Sueño
es una historia onírica y calmada, en la que la simbología y los sentidos
ocultos son más importantes que los acontecimientos en sí. A través de la
protagonista, veremos cuán diferentes son ella y su esposo y cómo ella
simplemente se había acomodado a su vida de ama de casa y madre, sin pensar ni
por un momento en si realmente esa vida le llenaba o no. Mientras ella vela y
lee, y sueña con otras realidades y otras vida, su marido se limita a dormir,
tan profundamente que su sueño parece letárgico. Otros detalles, como el comer
chocolate a escondidas, que la protagonista disfruta con intensidad casi
sensual, son vistos por ella poco menos que como una infidelidad a su esposo,
pero infidelidad en la que cae con gusto, sin tener una culpabilidad más que
muy ligera y temporal.
La mujer goza así de una doble vida. Por
una parte, es la dulce ama de casa que cocina para su esposo y le tiene la
comida hecha, que nada con regularidad para conservar una buena figura y que
lleva y recoge a su hijo de la guardería y le da de merendar. Por otro lado, se
da cuenta de cuán vacía está su vida e intenta vivir a través de las páginas de
los libros que lee a escondidas mientras todos duermen. Llevada por sus
pensamientos, cada vez más profundos y filosóficos, llegará el momento en que
no se contente sólo con leer, sino que salga a buscar esa vida que anhela y
empiece a pasar las noches dando vueltas en su coche.
Sueño es una novela breve, casi un cuento,
en el que la poesía, el pensamiento, el surrealismo y el terror se darán la
mano para crear una fantasía que no puede ser encerrada en un solo significado.
A pesar de su brevedad, o quizá a causa de la misma, su contundencia y su
manera de hacernos divagar y pensar, es tan eficaz como fascinante. Editada por
Zorro Rojo, la obra se beneficia de las ilustraciones de Kat Menschik, y su
trabajo en la novela ha sido elogiado por el propio Murakami, indicando que su
sentido de la otredad (reconocimiento de la otra persona como una entidad que
no pertenece a nuestro grupo, pero dotándole a la vez de respeto y empatía),
era lo que pretendía evocar en sus lectores.
Ficha técnica
Sueño.
Haruki Murakami.
Libros del Zorro Rojo.
Tapa dura.
96 páginas.
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