Quien diga que el gore en dibujos animados no da la misma impresión puede que necesite pensárselo dos veces antes de seguir con esta afirmación. Para que no crean que no íbamos advertidos, el subtítulo de la última aventura de Lupin III, que se puede traducir como El chorro de sangre de Goemon Ishikawa no dejaba mucho lugar a la imaginación. En esta ocasión, el director Ken Koike y el guionista Yuuta Takahashi han decidido ponerse traje de Tarantino para traernos el título más sangriento y gráfico (no por ello menos entretenido) de la franquicia creada por Monkey Punch. En la línea de sus predecesoras La mujer llamada Fujiko Mine y La tumba de Daisuke Jigen enfocadas en los secuaces de Lupin, esta vez el protagonismo se concentra en Ishikawa y su espada que (casi) todo lo puede.

                La historia empieza en un crucero-casino donde nuestros sospechosos habituales proceden al asalto del abundante vil metal que se encuentra a bordo, mientras que el samurái cumple la función de guardaespaldas del capo de la mafia que controla el sarao (a la vez que presumiblemente, el necesario topo que garantizase el acceso de los amigos de lo ajeno). El golpe habría sido frustrado tras la irrupción en escena de Hawk, un brutal y corpulento asesino con la tarea de eliminar a Lupin y compañía, de no ser por la intervención de Goemon. Sin embargo, ello supuso abandonar su puesto de guardaespaldas, permitiendo que el jefe de la Yakuza muriera en medio del destrozo del barco causado por Hawk. A pesar de tratarse de una tapadera, el no haber podido cumplir con su función es una dura afrenta para el abnegado samurái, quien debe redimirse ante la mafia y cazar al asesino. Pronto será patente la superioridad física de este último y un humillado y casi catatónico Ishikawa se someterá a un inhumano entrenamiento con el fin de restaurar el honor perdido.





                A diferencia de las anteriores entregas, esta vez el resto de personajes se limitan mucho más a quedarse en el telón de fondo sin apenas afectar a la historia. Las primeras escenas no son más que un artefacto argumental para la historia del protagonista y no van más allá de permanecer como testigos durante el resto de la trama, donde no cambiarían mucho las cosas si hubieran desaparecido por completo. Se entiende la necesidad de no restar protagonismo a un secundario que no es tan carismático como los personajes de Jigen o Fujiko, donde incluso hasta el inspector Zenigata cobra más importancia en su persecución del nuevo villano, pero la falta de subtramas hace que sepa a poco una historia desarrollada en menos de una hora en lo que por otra parte, es una brillante puesta en escena tanto en el sentido animado como musical. La trama se mantiene lineal y sencilla en un intento de lograr que sea el aspecto visual lo que cuente la historia. Lo extraordinario es ver cómo aún dentro de la brutalidad representada, el valor estético se mantiene gracias al director de arte Takeshi Koike. Las escenas de lucha, crudas e impactantes, son incluso duras de ver por momentos y en más de una ocasión, algún que otro espectador tendrá el impulso de apartar la vista o sacudirse parte de la abundante tinta roja que parece habernos salpicado.




                Por lo anteriormente dicho, vale la pena que veáis por vuestra propia cuenta cómo acaba este duelo entre dos eficaces máquinas de matar. Y a continuación esperar que no tarden demasiado en anunciar la próxima entrega.

Ficha Técnica


Nombre Original: Lupin the IIIrd: Chikemuri no Ishikawa Goemon
Director: Ken Koike
Estudio: Telecom Animation Film
Año: 2017
Género: Acción
Categoría: Seinen