Me he enamorado del arte de
narrar de Junji Ito. La facilidad que tiene para aunar terror y sarcasmo en la
misma historia, cómo saca nuestras pesadillas y las convierte en un
espeluznante relato salpicado de ese humor tan negro del que hace gala, jamás
defrauda.
En la obra que nos ocupa, Yuuma
Azawa es el nuevo alumno del instituto y ya en su presentación, hace gala de un
carácter muy sumiso al empezar disculpándose. Este hecho le hará el blanco de
todas las bromas. Sin embargo sus disculpas van dirigidas a todos sin excepción
ya que según él, tiene una hermana, Chizumi, que se dedica a asustar a la gente
apareciendo por sorpresa. Las constantes disculpas y los hermanos Azawa
esconden un secreto rocambolesco que no trae nada bueno consigo.
El maestro del terror conocido
por obras como Gyo, Tomie o la considerada como su obra
cumbre, Uzumaki, nos envuelve
nuevamente en esa aura asfixiante a la que ya nos tiene acostumbrados y en la
que caemos una y otra vez.
Cinco relatos cuyo nexo de unión
son los hermanos Azawa, en donde nos trasladan a un instituto, a un nuevo
apartamento y a diferentes ciudades donde desaparece gente de la que tan solo
queda una mancha, sin que exista una enfermedad o algo que lo explique; otras
dos historias cortas sin los Azawa, que nos hablan de un reencuentro un tanto
particular y de la desaparición de unos niños, cierran el tomo y personalmente,
no le veo la conexión.
Su dibujo característico, con
deformaciones varias y expresiones exageradas, casan a la perfección con una
narrativa trabajada y en la que el humor ácido es uno más de sus extraños
personajes. El horror corporal es el culmen de un mangaka que consigue que lo más perturbador pueda parecer bello o
tal vez divertido; paisajes angustiosos con líneas sinuosas que recuerdan a la
esquizofrenia del Van Gogh más creativo, nos sumergen en pensamientos
terroríficos, y todo con ese punto sarcástico tan personal.
En esta obra Ito sensei aúna dos culturas: la oriental y
la occidental. A través de las explicaciones de Chizumi sobre el porqué su
hermano se disculpa por todo, vemos un trasfondo religioso que sólo se da en
occidente; Yuuma corresponde a la explicación más oriental, donde la educación,
los buenos modales y el respeto, son más propios de los países asiáticos.
Los cinco relatos son iguales a
pesar de que el autor intenta cambiar la estructura: una y otra vez Yuuma se
disculpa (o halaga en demasía) y esto trae las mismas consecuencias que Chizumi
concluye, explicando un extraño pacto de su hermano con el diablo y que
desencadena la desgracia ajena. Un instituto entero, unos vecinos y todo el que
se acerque a los hermanos (Chizumi incluso llega a «intentar sentir algo» por
alguien que le atrae) finaliza con deformación física e incluso muerte.
Eso sí, ese humor negro, capaz de
reírse de las situaciones que teóricamente son las más horribles imaginables,
tiene un público fiel que agradece romper una rocambolesca historia con chistes
de diversa índole y en esta ocasión, critica la rectitud de la sociedad nipona.
Nada nuevo bajo el sol, pero sí
entretenido y una gran manera de hacer introspección, pensando en aquello que
nos repugna, nos da repelús o lo tememos porque sí para aprender a reírnos como
hace el maestro: toda pesadilla tiene una vis cómica.
Si es vuestra primera obra de Junji
Ito, paciencia. Dad tiempo a que el maestro desarrolle lo que a priori parecen
detalles y escenas desagradables, que el argumento os lo
explicará todo; las páginas a color y la cuidada edición de Tomodomo harán el
resto. Os atrapará irremediablemente.
2 Comentarios
Eeeh... yo también tengo el vicio de ir pidiendo perdón a todo el mundo. Cuando pregunto algo, cuando llamo a un camarero, si abro una conversación, ¡una vez choqué contra una puerta de cristal, y le pedí perdón a la puerta! Genial; ahora tengo miedo de MÍ MISMA.
ResponderEliminarJajajajajaja. Pero el prota pide perdón porque es un poco cabroncete... De los de jorobarte la vida pero haciendo ver que se arrepienten antes.
EliminarSe respetuoso o se borrará tu comentario. Gracias.