—Para mĆ­, que eso es hacer trampa - titubea ZombiD mientras el Bibliotecario nos entrega un legajo de pĆ”ginas sueltas y le damos a cambio un racimo de plĆ”tanos. 
 
     —No, no lo es. Es servirse de las oportunidades y pensar fuera de la caja. - cuento las pĆ”ginas cuidadosamente - SĆ­, estĆ”n todas; Slenderman nos debe un par de pintas. 
 
     —Pero se suponĆ­a que debĆ­amos hacernos con las pĆ”ginas del modo normal, en su juego... - objeta aĆŗn mi novio, mientras salimos de la Biblioteca. Es una gran suerte que el Castillo posea una sala como esa en la que, si uno sabe por quĆ© pasillos buscar, puede encontrar incluso las obras que no se han escrito aĆŗn (resulta la mar de prĆ”ctico cuando tienes un bloqueo y no sabes cĆ³mo continuar una historia). 

     —No. Nadie dijo dĆ³nde debĆ­amos encontrarlas. Slendy nos retĆ³ a encontrarlas todas sin morir, pero no dijo dĆ³nde tenĆ­amos que buscarlas. El que tuviera que ser forzosamente en su juego, es algo que dio por supuesto Ć©l, pero nunca lo mencionĆ³, asĆ­ que en buena ley, tenemos derecho a buscarlas donde nos parezca. 

     ZombiD sonrĆ­e. A Slender no le va a hacer gracia, pero debiĆ³ haber especificado; Ć©l sabe lo asustadiza y torpe que soy con los videojuegos, y pensĆ³ que me habĆ­a ganado antes de empezar, pero dado que sĆ³lo dijo "encontrad las ocho pĆ”ginas" sin mĆ”s, he decidido dejarme de tonterĆ­as e ir directamente donde sabĆ­a que iba a encontrarlas sin encontrarle a Ć©l. A veces, es mejor saltarse un poco las reglas e ir directos al objetivo, en lugar de dar bandazos en un juego sin sentido. Y eso es lo que hacen Kelly y sus hĆ©roes en la pelĆ­cula de hoy. Hoy, en Cine freak salvaje, Los violentos de Kelly. 


    Que la guerra no es un juego, ni es bonita, ni es heroica, eso hoy dĆ­a lo sabemos todos, pero hubo un tiempo en que el sentir general de la poblaciĆ³n no era ese, sino que la guerra era concebida como algo desagradable, sĆ­, pero necesario en ocasiones, de donde salĆ­an hombres fuertes que acometĆ­an grandes hazaƱas dignas de figurar en la Historia y que no hubieran sido posibles de otro modo. Los horrores de las campaƱas bĆ©licas se minimizaban en pro del romanticismo de estas. A los protagonistas de nuestra cinta de hoy, todo ese idealismo se la trae bastante al pairo, con perdĆ³n, porque son ellos quienes estĆ”n bajo las bombas y saben que de romĆ”nticas, no tienen nada. 

     Durante la Segunda Guerra Mundial, el degradado teniente Kelly (Clint Eastwood) captura a un miembro de la inteligencia Alemana a fin de obtener informaciĆ³n de la regiĆ³n en la que su pelotĆ³n se encuentra, pero se darĆ”n con otra informaciĆ³n mucho mĆ”s interesante, y es que el alemĆ”n tiene en su poder un enorme lingote de oro. Kelly y el sargento Gran Joe (Telly Savalas) le sonsacarĆ”n a base de alcohol, y descubrirĆ”n que hay un importante botĆ­n en oro a treinta kilĆ³metros tras las lĆ­neas enemigas. En un principio, Gran Joe se muestra cĆ­nico, escĆ©ptico sobre ese posible botĆ­n, pero finalmente se dejarĆ” convencer por Kelly y, ayudados por otros hombres de su batallĆ³n y por el excĆ©ntrico piloto de tanques Oddball (Donald Sutherland), emprenderĆ”n el viaje hacia el dinero, pasando por la deserciĆ³n y el territorio enemigo para ello. 


      Aunque la pelĆ­cula se sitĆŗe en los aƱos cuarenta, fue rodada en la dĆ©cada de los setenta, y tiene todo el sabor desenfadado y antiarmista de la dĆ©cada del pacifismo. Mientras que en el pasado los soldados eran exaltados en su valentĆ­a y arrojo, de repente la guerra y todo lo que conllevaba fueron repudiados. Los Estados Unidos habĆ­an pasado muchos aƱos en la infructuosa guerra de Vietnam, de donde volvieron derrotados, humillados y, vamos a decirlo, hasta las narices. La poblaciĆ³n habĆ­a visto cĆ³mo el dinero pĆŗblico era derrochado hasta la saciedad en un conflicto bĆ©lico que ni les iba ni les venĆ­a, habĆ­an visto a sus jĆ³venes volver rotos de cuerpo y alma si volvĆ­an, y se habĆ­an sentido como los malos de la pelĆ­cula por primera vez al enterarse de los ataques contra poblaciĆ³n civil, y todo para nada. El apoyar el militarismo ya no era aceptable y los hippies pusieron de moda el "flower power" por todo el paĆ­s. Una cinta en la que los soldados norteamericanos decidĆ­an desertar del ejĆ©rcito en favor de su interĆ©s personal, hubiera sido impensable en otra dĆ©cada, y aĆŗn asĆ­, no se trata de una de las cintas mĆ”s conocidas de Eastwood precisamente por lo mismo; nunca estarĆ” del todo bien visto. 



TambiĆ©n los hombres del ejĆ©rcito aparecen retratados aquĆ­ de un modo nada convencional; los soldados ya no son los hombres duros, o resignados de antaƱo. No son hombres obedientes dispuestos a darlo todo por su paĆ­s, a morir con heroĆ­smo, a luchar hasta el Ćŗltimo aliento... son hombres, simplemente. Y la mayorĆ­a estĆ”n mĆ”s atentos a encontrar un poco de diversiĆ³n, alcohol y mujeres, que a participar en acciones bĆ©licas; han visto demasiados horrores y caer a demasiados compaƱeros para tragarse los cuentos del valor y el patriotismo. "Casi todos los hĆ©roes que conocĆ­, eran hĆ©roes cansados" dijo en una ocasiĆ³n ĆĆ±igo Balboa (El CapitĆ”n Alatriste), y aquĆ­ nos encontramos con personajes similares. Soldados hartos de luchar, de jugarse la vida dĆ­a y noche por mover un centĆ­metro mĆ”s allĆ” sus posiciones, sin ver fruto de sus esfuerzos y sabiendo que a su regreso, no les espera mĆ”s que desidia y rutina, y eso si consiguen regresar vivos y enteros. Ante la oportunidad de cambiar su suerte, los habrĆ” que en principio duden, pero la mayorĆ­a se lanzarĆ”n a intentarlo. Por puro cansancio. 



     No obstante, ese reflejo de los personajes como desidiosos y hastiados fue tambiĆ©n provocado por
la productora, lo que hizo que Eastwood se mostrase disconforme con el resultado final de la cinta. El metraje original incluĆ­a mĆ”s diĆ”logos de los personajes, que daban informaciĆ³n adicional sobre ellos y sus motivaciones, pero la productora los cortĆ³, haciĆ©ndoles parecer "un montĆ³n de holgazanes" (Clint dixit). Claro estĆ”, no podĆ­a ser que nadie tuviera motivos sĆ³lidos para desertar y que se pusiera al gobierno o al ejĆ©rcito de los EE. UU. como a los malos o los causantes de la misma deserciĆ³n. No tengo que recordaros que uno de los grandes productores de cine en el paĆ­s de las barras y estrellas, es el ejĆ©rcito. No se puede hacer quedar mal a quien te pone el pan en la mesa.

 
    La cinta, llena de un humor cĆ­nico, bebe en gran parte de los spaghetti-western de Sergio Leone como podemos ver sobre todo al final de la misma, donde encontramos una secuencia al mĆ”s puro estilo del duelo de El bueno, el feo y el malo; resulta imposible no pensar en Eastwood con poncho y sombrero. No obstante, pese al humor y el tono ligero que en ella destaca, la pelĆ­cula no deja de ser bĆ©lica y tener escenas crudas y aĆŗn emotivas. Se trata esencialmente de una historia de aventuras y, en toda historia de aventuras que se precie, tienen que existir el riesgo y la incertidumbre, de lo contrario no habrĆ­a emociĆ³n. 


     Los violentos de Kelly es una pelĆ­cula bien llevada, Ć”gil, con una gran banda sonora (uno de los temas de la misma, Tiger Tank, fue utilizado por Quentin Tarantino para Malditos bastardos), y una historia atrayente y, en conjunto, divertida. Con mĆ”s de cuarenta aƱos a sus espaldas, es ya cine clĆ”sico, pero eso no le resta fuerza narrativa. El contenido violento estĆ” aplicado en su justa medida para que, sin perder expresividad, no sea excesiva para los niƱos, que pueden verla a partir de los diez u once aƱos. Cinefiliabilidad 5, lo que significa que es cine bĆ©lico y como tal, siempre algo duro, pero la comicidad y la aventura le quitan aridez y la hacen muy recomendable. 



"Queridos Reyes Magos; este aƱo directamente os mando imƔgenes para que no os perdƔis..."



"Si os habĆ©is creĆ­do, nenas, que vais a poder escurrir el bulto porque vuestro Ćŗltimo sargento era una mariquita a punto de jubilarse, que pasaba de todo, os habĆ©is equivocado". Si no coges esta frase, tienes que ver mĆ”s cine.