Pocos gĆ©neros literarios pueden presumir de haber reunido a tantos y tan fieles devotos en tan pocas dĆ©cadas como el gĆ©nero negro. A diferencia de la comedia, el romanticismo o el terror, que llevan existiendo siglos, el gĆ©nero polĆ­ciaco-detectivesco apenas llega a un siglo de historia, y su nacimiento se puede contar mĆ”s bien a partir de los aƱos treinta del siglo anterior, con los primeros filmes de detectives. No obstante, nuestro hĆ©roe tiene sus raĆ­ces en los Ćŗltimos aƱos del siglo XIX, con las novelas escritas por Maurice Leblanc y protagonizadas por el que fue su personaje emblema: Arsenio Lupin, ladrĆ³n caballero.

     Si bien las novelas citadas tenĆ­an mĆ”s de folletĆ­n que de gĆ©nero negro propiamente dicho, sentaron ya las bases para las aventuras de su “nieto” algo mĆ”s de medio siglo despuĆ©s, es decir, damiselas en apuros, aventuras, humor, objetos aparentemente intocables que el protagonista logra robar, y un personaje principal de mil caras y recursos, y con una imaginaciĆ³n desbordante para conseguir lo que desea, ya sea un tesoro o una mujer. A mediados de la dĆ©cada de los sesenta, en plena Guerra FrĆ­a y en todo el apogeo de las historias de espĆ­as y agentes secretos, las aventuras del nieto de Arsenio Lupin, Lupin III (Rupan Sansei en el original) empezaron a publicarse en el semanario para adultos Manga Action!

    Ya en las primeras entregas de la revista pudimos ver a un Lupin muy similar al que conocemos hoy, con un estilo de dibujo hiperbĆ³lico en los personajes masculinos y muy sensual en los femeninos, e historias que, aunque estuviesen repletas de aventuras, tiraban siempre mĆ”s hacia la carcajada y no dudaban en ridiculizar a su propio protagonista y hacerle pasar por apuros realmente grotescos. En este aspecto su autor, Monkey Punch, es capaz de sacrificar todo por conseguir la risa, incluso por la dignidad de su criatura y aĆŗn la suya propia, puesto que no faltarĆ”n ocasiones en las que Lupin le insulte desde las pĆ”ginas, en una ruptura de la cuarta pared, de nuevo sĆ³lo para motivar la hilaridad. 




     Si bien en las primeras entregas Lupin III era el protagonista absoluto, en muy poco tiempo empezaron a aparecer mĆ”s personajes, como el terrible Zenigata (que si Lupin III viene de una estirpe de ladrones, Ć©l proviene de una de policĆ­as) que se toma como una cuestiĆ³n personal el atrapar a Lupin, y la bellĆ­sima Fujiko Main, quien, haciendo honor a las heroĆ­nas frĆ­as y feministas de la Ć©poca, tiene una calculadora por corazĆ³n y no duda en utilizar la debilidad que sabe que Lupin siente por ella en su propio beneficio. MĆ”s tarde aparecerĆ­an Jigen Daisuke el pistolero y Goemon Ishikawa el samurai, como complementos de la astucia de Lupin. 

      Tras aquella primera serie vino el Ć©xito a gran escala y nadie menos que Hayao Miyazaki fue el encargado de llevar a la gran pantalla las aventuras de Lupin. Usando un argumento apoyado en dos de las novelas primitivas de Leblanc (La mujer de las dos sonrisas y La seƱorita de los ojos verdes), Miyazaki creĆ³ una historia nueva para nuestro hĆ©roe, El castillo de Cagliostro. Con el inconfundible trazo y la mimadĆ­sima animaciĆ³n de Miyazaki, Lupin tendrĆ” que resolver un misterio, salvar a una inocente jovencita y proteger la herencia que por derecho le pertenece, en una historia llena de humor, aventuras y una ternura deliciosa.

     A mediados de la dĆ©cada de los setenta, fue producida la segunda serie, ya con un tono menos violento y mucho mĆ”s similar al manga original, basado casi completamente en la aventura y el humor, y dirigido a un pĆŗblico mĆ”s bien adolescente antes que adulto. La segunda serie, que constĆ³ de 155 capĆ­tulos y donde Lupin cambiĆ³ la americana verde por la roja que le serĆ­a caracterĆ­stica, fue la que sellĆ³ de forma definitiva el Ć©xito del personaje al hacerlo mĆ”s divertido y con un argumento mĆ”s “tolerado”. Y finalmente, a principios de los ochenta, surgiĆ³ la tercera serie, de sĆ³lo 23 episodios y donde Lupin vistiĆ³ americana rosa. En ella, el histrionismo de los colores marcĆ³ tambiĆ©n el de los episodios, donde la expresividad se volviĆ³ mucho mĆ”s exagerada y casi parĆ³dica.

     Dos series mĆ”s tarde y un sinnĆŗmero de ova´s despuĆ©s de aquĆ©l Manga Action! que publicĆ³ su primera historia (Lupin III es uno de los pocos personajes de anime que puede presumir de tener una cinta nueva casi cada aƱo), Lupin se ha convertido en uno de los grandes hĆ©roes clĆ”sicos del manga, en alguien cuyo nombre es conocido aĆŗn por personas que no conocen realmente el mundillo del anime, al nivel de Mazinguer Z, Ranma o -porquĆ© no, tambiĆ©n es anime- Marco y Heidi, y lo ha hecho manteniĆ©ndose fiel a su esencia de aventura, humor, seducciĆ³n y acciĆ³n, pero adaptando sus golpes y gadgets a las nuevas tecnologĆ­as, y sin perder un Ć”pice de la imaginaciĆ³n y la astucia que hizo de Ć©l, el ladrĆ³n mĆ”s querido en el mundo del anime.

   La serie en cĆ³mic alcanzĆ³ tanto Ć©xito que enseguida se hablĆ³ de su adaptaciĆ³n a la pequeƱa pantalla, hecho que sucediĆ³ en los primeros aƱos de la dĆ©cada de los setenta. La mĆ­tica “primera serie” de Lupin III constĆ³ de 23 episodios y aunque se conservĆ³ la esencia humorĆ­stica del original, se incluyĆ³ tambiĆ©n buena parte de violencia para la audiencia televisiva. Esa primera serie no llegarĆ­a a EspaƱa hasta veinte aƱos mĆ”s tarde, a principios de los noventa, y lo hizo con voraces cortes de tijera. Hoy dĆ­a es difĆ­cil conseguirla en espaƱol, pero es relativamente sencillo conseguirla en italiano, paĆ­s en el que se emitiĆ³ sin cortes y en el que se edita casi todo lo relativo a nuestro ladrĆ³n preferido, puesto que allĆ­ es un personaje tan famoso y querido como aquĆ­ puedan serlo Los Simpson.