A mĆ”s de 25 aƱos de su estreno, Recuerdos del ayer es una discreta joya que hoy mĆ”s que nunca sigue estando vigente. Un retrato realista, de sobria animaciĆ³n pero con la belleza a la que Ghibli siempre nos tuvo acostumbrados, con una sutil crĆ­tica de la sociedad japonesa que tambiĆ©n puede ser extrapolable a nuestro contexto actual. Sin llegar a ser comparable a su cĆ©lebre predecesora La tumba de las luciĆ©rnagas a nivel de dureza emocional, es una obra adulta que tocarĆ” la fibra sensible de todo aquel que sabe lo que es llegar a la madurez sin tener demasiado claro quĆ© es lo que se quiere hacer y si su actual estilo de vida es realmente satisfactorio. 

De alguna forma, todos podemos entender lo que es vernos atrapados entre la rutina diaria y las expectativas de nuestra sociedad. Es en momentos asĆ­ en los que volvemos la mirada al pasado para reevaluar nuestra niƱez y encontrarnos de nuevo con esa criatura llena de esperanzas en el futuro que nos pregunta ahora quĆ© hemos hecho. Si hay algo que caracteriza la obra de Isao Takahata es esa amarga melancolĆ­a que queda en el espectador tras ser sometido a una profunda introspecciĆ³n.

La historia, basada en el manga del mismo nombre de Hotaru Okamoto y YÅ«ko Tone (guiĆ³n e ilustraciĆ³n, respectivamente) nos presenta a Taeko, una oficinista de 27 aƱos que decide tomar unas vacaciones de su trabajo en Tokio para irse al campo y ayudar a la familia de su cuƱado con el cultivo de flores de azafrĆ”n. Para ella, el campo es su particular Arcadia y este viaje, su camino al re-descubrimiento personal. Criada en la ciudad, siempre ha sentido aƱoranza y envidia por aquellos que tenĆ­an familia en el campo y podĆ­an escaparse durante sus vacaciones de verano, ocasiĆ³n de la que ella no pudo disfrutar hasta que una de sus hermanas se casĆ³ con alguien proveniente de un entorno rural. Sin haber crecido en el campo, constata sin embargo que es el Ćŗnico lugar donde verdaderamente se siente en casa. 



En este caso, hablamos del escape de una mujer que rechaza conformarse con lo que la sociedad espera de ella. A sus 27 aƱos se le reprocha que aĆŗn siga soltera y rechace los intentos de su familia por concertarle un matrimonio. Taeko decide que el caos y el progreso de la ciudad no son para ella y busca refugio en la quietud y sencillez de la vida rural. Como telĆ³n de fondo, una sociedad japonesa que ha dejado atrĆ”s la posguerra y parece estar a punto de tocar su cĆ©nit industrial a la vez que el campo decae lenta pero inexorablemente, tal como se lamenta otro personaje que tambiĆ©n ha dejado su trabajo de asalariado en la ciudad para dedicarse a la agricultura ecolĆ³gica a pesar de las crĆ­ticas de sus allegados. La historia transcurre en 1982 pero en el momento de su estreno, 1991, el ahora famoso estallido de la burbuja financiera japonesa estaba a la vuelta de la esquina. De ahĆ­ la vigencia de lo que representa en parte. Ya desde antes de que el mundo se estrellase colectivamente en 2008, eran cada vez mĆ”s numerosas las voces que se alzaban en Occidente contra un estilo de vida cada vez mĆ”s vertiginoso y la tendencia generalizada que veĆ­a cĆ³mo el campo se iba despoblando a medida que las nuevas generaciones se trasladaban a la ciudad, buscando trabajo y mejores condiciones de vida. Los llamados neo-rurales de hoy en dĆ­a, jĆ³venes que renuncian a la ciudad por una vida mĆ”s sencilla en el campo, se verĆ”n reflejados a la perfecciĆ³n en esta historia. 

A un nivel mĆ”s profundo y dramĆ”tico, la historia va intercalando flashbacks de la niƱez de Taeko, concretamente en la Ć©poca en que tenĆ­a 10 aƱos. Su necesidad de encontrarse consigo misma trae de vuelta de forma vĆ­vida una serie de pinceladas de momentos felices, graciosos, agridulces y tristes que nos ayudan a entender al personaje y nos van dando seƱales sobre cĆ³mo una niƱa inquieta, inconforme y un poco egoĆ­sta ha terminado dando paso a una mujer conforme con las normas de su sociedad, al menos en apariencia. Sin excesivo dramatismo, vemos que sus intentos de ser original o destacar son castigados en una sociedad poco inclinada a aceptar lo que se salga de la norma. Las visiones de su mundo infantil en el presente simbolizan todos los sentimientos de la protagonista que a pesar de ser suprimidos, siguen a flor de piel esperando el momento de manifestarse en su verdadera persona. Su arduo trabajo en el campo y los vĆ­nculos que establece con su familia de acogida, incluyendo un mĆ”s que posible interĆ©s romĆ”ntico, resultan clave para poder resolver el conflicto interno que atormenta a la protagonista.



Ficha TĆ©cnica


Nombre Original: Omohide Poro Poro

Director: Isao Takahata

Estudio: Ghibli

AƱo: 1991

GĆ©nero: Drama

CategorĆ­a: Josei