Cuando empecé a
interesarme por el género del terror, gore, fantaterror, etc., empecé a ver
muchas películas clásicas del género, tanto de suspense de Hitchckok, como
cosas mucho más baratas, al estilo de Brian Yuzna y similares. En la mayor
parte de casos, el sobresalto o el miedo, me rozaban sólo de lejos, y sólo
cuando yo permitía que eso sucediera, cuando me “implicaba” en la película y
bajaba lo que yo llamo mi “coraza anti-empatía”. ¿El muñeco diabólico? Prfh… podía
verla con la luz apagada sin inmutarme. ¿Pesadilla en Elm Street? Me enamoraba
de Freddy. ¿Viernes 13? ¿San Valentín sangriento? ¿Holocausto caníbal?
(Bostezo) Despiértame cuando pase algo interesante, ¿quieres? Entendedme bien,
es un género que me gusta mucho, a veces me hace reír y siempre me resulta
relajante una buena peli de mutilaciones y sangre (si el Cine de calidad fuese
un delicioso y reconfortante cocido bien desespumado y limpio, el cine de
terror y el gore, serían el chorizo, el pollo con piel y la pringada. Sabes que
no es saludable, ¡pero qué rico está!). En una palabra: el cine de miedo, no me
daba miedo. Y aquí llegamos a la inflexión. El cine de miedo OCCIDENTAL.
El cine de miedo
oriental, en especial el japonés, tiene una manera muy diferente de ser
contado; cualquier historia no se cuenta de la misma manera en Estados Unidos,
en España o en Francia. En los Estados Unidos prima la acción; aquí, por
cuestiones de presupuesto, nos apoyamos mucho en los diálogos y los tacos, y
nuestros vecinos de arriba usan mucho de la narración sin palabras. En las
historias de miedo, en España, ya desde los tiempos de Paul Nashy y sus hombres
lobo, se ha metido muchísimo la fantasía, el mundo feérico (hadas, criaturas
mitológicas…), y en oriente también se apoyan con frecuencia en su mitología
particular, pero vista de otro modo.
Si veis la clásica
película de terror japonesa The Ring, es fácil que os asustéis… o que
directamente esa noche durmáis con la luz encendida y no os acerquéis a una tele
en vuestra vida; en cambio en el remake norteamericano, el sobresalto apenas os
llegará, ¿por qué sucede esto? Debido a un recurso muy divertido conocido como
“narración en primera persona”. No se trata de algo que hayan inventado los
asiáticos, ya en El proyecto de la Bruja de Blair se utilizó, y no, no consiste
en darle la cámara a un enfermo de Párkinson, consiste en hacer que la cámara,
sea el propio espectador, que tú pases de ser un simple… “voyeur”, si me
permitís la adaptación del pícaro vocablo, a ser protagonista de la cinta, de
manera que cuando aparece el monstruo, no lo ves amenazando o dirigiéndose
hacia un personaje, sino amenazándote A TI. La inmersión en este aspecto
es mucho más completa y la posibilidad
de escaparse de la acción, mucho menor.
Demonios, fantasmas y
leyendas urbanas.
Mientras que la tradición occidental, por sus raíces
cristianas, coloca a los demonios como seres crueles y maléficos, la oriental
es muy distinta. Es cierto que existen demonios malvados y violentos como los
kappa, que son demonios caníbales del agua de los que se dice que fueron en su
día personas que murieron ahogadas y a quienes no se le dio el rito funerario
adecuado, pero el modo de vencerlos es relativamente sencillo: el kappa tiene
una depresión en la cabeza que debe mantener siempre llena de agua para
respirar; cuando emerge, si nos ve, antes de que nos ataque le haremos una
reverencia. El kappa nos la devolverá, lo que hará que la hendidura de su
cabeza se vacíe y tenga que sumergirse para llenarla de nuevo. Así podremos
escapar. Otro modo de conseguir que nos deje tranquilos, es cortar rodajas de
pepino y grabar en ellas nuestro nombre y el de nuestros familiares y amigos.
Al kappa le gustan mucho los pepinos y cuando se coma la rodaja, recordará quién
se la dio, y no le hará ningún daño. Métodos antikappas aparte, los demonios en
Japón y en oriente suelen orientarse más hacia las travesuras que hacia la
verdadera maldad, y aún algunos eran benéficos y salutíferos y protegían el
hogar.
Los zashikiwarashi,
por ejemplo, son considerados demonios hogareños. Según la mitología, se trata
de algún antepasado de la familia que murió antes de la edad adulta, y debido a
su naturaleza inocente y deseosa de servir, se les representa siempre con forma
de niña pequeña vestida a la manera tradicional japonesa. Se dice que la
presencia de un zashikiwarashi llevará la prosperidad a la familia, pero si el
pequeño demonio huye o se pierde, la casa se vendrá abajo. Si la familia se
muda, deberán hacérselo saber diciendo frecuentemente en voz alta que van a
marcharse y venga con ellos. El cuidar al zashikiwarashi es relativamente
sencillo: basta con que la familia se lleve bien. Recordemos que son espíritus
de niños de corta edad; no querrían quedarse en una casa en la que perciben
cariño.
Otros demonios, como los nopperabo, no son tan bienhechores,
pero tampoco son estrictamente malvados. Se trata de espíritus que toman la
forma de una mujer de silueta muy hermosa, cabello largo y seductores andares.
Cuando un hombre la sigue de noche, si es soltero lo tendrá caminando toda la
noche tras ella, de modo que cuando llegue el amanecer, el hombre se sentirá
tan agotado como si hubiera tenido un larguísimo encuentro carnal, pero sin
haber gozado lo más mínimo. Si por el contrario el hombre es casado, llegado un
momento le permitirá darle alcance, pero cuando el nopperabo se vuelva, el
hombre se llevará el susto de su vida y se volverá a su casa gritando. ¿Por
qué? Porque el nopperabo no tiene rostro alguno. Se dice que estos demonios son
femeninos y encuentran placer en reírse de los hombres y, en cierta manera,
hacerles saber que nunca podrán conocer del todo a la mujer; ésta seguirá
siendo siempre para ellos una criatura inalcanzable y cuya verdadera cara jamás
lograrán ver.
En algunas zonas de Japón existía la leyenda de las mujeres
zorro o kitsune. En Japón, el zorro es, legendariamente hablando, un animal muy
astuto y de gran carga sobrenatural; mientras que aquí tenemos a los
licántropos, que son hombres que toman la forma de un animal, allí los kitsune
son zorros que pueden tomar la apariencia de una mujer u hombre. Generalmente
tomaban la forma de una mujer para casarse con un hombre y tener acceso así a
los corrales de todo un poblado. Esta leyenda tenía tanta tradición que, cuando
un hombre contraía matrimonio con una mujer de otra aldea, su familia antes de
consentir el matrimonio la hacían comer con ellos: los kitsune, como animales
que eran, no toleraban la comida humana.
Un demonio de carácter
difícil de encasillar, es YukiOnna. Se trata de un demonio femenino que
controla la nieve y las ventiscas en Japón. No tiene realmente intención de
dañar a los viajeros, pero cuando encuentra a uno particularmente cansado en
medio de la nieve, le infunde un sueño dulce para confortarlos, pero éste sueño
les hará morir de hipotermia. Se dice que los lleva a su castillo de hielo para
que le sirvan y tener sexo con ellos.
Si bien los demonios, en su mayor parte como hemos podido ver
tiraban más hacia la travesura que hacia la maldad propiamente dicha, con los
fantasmas sucede un poco al contrario. La tradición occidental nos dice que los
fantasmas son criaturas desdichadas y solas, generalmente viven en lamentación,
y raras veces tiran hacia la maldad (en cintas como Poltergeist, vivían más de
cien fantasmas en la casa, y sólo uno era de armas tomar); en muchos casos los
sustos que producen son involuntarios o vienen dados por el deseo de advertir a
los aún vivos. En la tradición japonesa, los fantasmas también son seres dignos
de lástima, pero su esencia es mucho más vengativa y violenta.
Ya antiguamente se
hizo famosa la historia de KuchisakeOnna. Según cuenta la leyenda, Kuchisake
era una joven bellísima que tenía muchos pretendientes, y finalmente contrajo
matrimonio con un samurái. Pero era tan orgullosa de su propia belleza que no
se resistió a seguir viéndose con otros hombres. En cierta ocasión, su esposo
la pescó en flagrante infidelidad, y después de matar a su amante se encaró con
Kuchisake y le dijo que en efecto su belleza era inmensa, pero era tan fácil de
robar como inconstante su cariño. Diciendo esto, le dibujó en la cara una
espantosa sonrisa de payaso con su espada (le abrió las comisuras de la boca
hasta las orejas. Esto causa que la víctima muera ahogada en su propia sangre),
y la maldijo. “Nadie te encontrará hermosa nunca más”. Desde entonces,
Kuchisake vaga por la tierra, pero lejos de arrepentirse, persigue a otros
hombres a quienes pregunta si la ven hermosa. Si el hombre dice que no,
Kuchisake montará en cólera y le matará. Si el hombre dice que sí, el fantasma
le desfigurará el rostro para que sea igual que el suyo. Se dice que la única
manera de librarse es decir que no puedes saber si una persona es hermosa o no
hasta que la conoces, porque en el carácter está la verdadera belleza. Esto
hará que Kuchisake recuerde que realmente nunca conoció el amor y se eche a
llorar sin consuelo. Momento que debemos aprovechar para huir.
Más recientemente,
tenemos la historia de Teke-teke, un fantasma sin nombre, pero al parecer
también femenino, cuya historia data de los primeros trenes-bala de Japón. En
sus inicios, un tren tan rápido producía miedo en algunas personas, y se dice
que allí nació la leyenda que cuenta que una chica se acercó demasiado al andén
y alguien la empujó; el tren no pudo frenar y mató a la joven cortándola por la mitad. Teke-teke es
el nombre que le dieron porque es el ruido que hace al apoyarse en las palmas
para desplazarse. Sedienta de venganza, Teke-teke vaga por las estaciones de
tren durante la noche, y si alguien se acerca demasiado al andén o empuja a
otras personas lo perseguirá para cortarlo por la mitad. Se dice que busca una
mitad inferior que encaje con la suya, pero jamás encuentra una que le vaya a
su medida. Así que ya sabéis: en el tren, o en el Metro, quedaos a una
distancia prudente del andén y sobre todo no empujéis a nadie, y así estaréis a
salvo de Teke-Teke.
Como vemos, una
cosa sí suele haber en común en las historias de fantasmas y leyendas urbanas,
tanto aquí como en Asia, y es la moraleja. Si uno se conduce rectamente, no
debe tener miedo de las entidades paranormales, que a fin de cuentas, igual que
cualquiera, no hacen sino intentar construir un mundo mejor para todos. Quizá
de una manera un poco radical algunas veces, pero la intención es lo
importante.
Fuentes:
www.leyendasurbanas.com (consultado el 10/10/2014)
www.marcianosmx.com, (consultado el 10/10/2014)
www.extranormal.com, (consultado el 10/10/2014)
1 Comentarios
que buen post, no sabia que esta parte del anime fuera tan emocionante. Saludos.
ResponderEliminarSe respetuoso o se borrará tu comentario. Gracias.