"Toda una vida me estaría contigo" reza la canción
de Machín y eso es lo que en cierta medida creo que sentimos muchos de los
aficionados al manga que por algún motivo tienen un cariño especial al Salón.
Personalmente, el Salón del Manga ha sido muy importante a lo largo de mi vida,
ha vertebrado una parte de mis aficiones tempranas e incluso ha sido el paisaje
para mi vida personal, así pues, que siga cumpliendo cada vez más y mejor es
algo que pueda llenar de orgullo a uno.
Empecemos entonces con este Salón, especial entre otros
porque es el veinte aniversario y sí, veinte años ya es toda una vida. Recuerdo
los primeros salones del manga, recuerdo como fueron mis amigas al segundo con
doce años, hasta la Estación de Francia, y como me uní a ellas al tercero.
Recuerdo perfectamente el cambio a la Farga, las colas que se montaban, lo
enorme que nos parecía el recinto, la mujer de megafonía, con su humor ácido y
divertido, que amenizaba el evento, los montones y montones de stand, ver como
cada año iba creciendo e iba más gente.
Reconozco que dejé de ir, reconozco que hubo un momento en
mi vida que dejé de lado el mundo del cómic por razones personales (una
carrera, un trabajo), pero luego comencé a verlo desde el otro lado de la
barrera, desde el librero, primero y desde prensa, después, que te hacen
valorar una serie de aspectos que antes como mero aficionado no hacía.
Como librero se te llevan los demonios ver como el espacio
que antes estaba más dedicado a librería cada vez tiene más stands de
merchandising, cosa que se entiende, lógico y normal, se vende mucho mejor que
los libros y para rebuscar cómics siempre hemos tenido el Salón del Cómic.
Sufría mucho al ver como ese espacio cada vez era más pequeño, pero me alegra
ver también que este año se ha organizado mucho mejor todo, he visto que los
fanzines, importante cantera de muchos profesionales del medio, estaban mejor
localizados, me ha gustado ver a míticas librerías como la Universal, estando
ahí al pie del cañón, llenas siempre, y también me ha gustado ver los enormes
stands de las editoriales, llenos de gente y de actividades.
Como prensa empiezas a valorar otros factores como el tema
de la organización y todo lo que conlleva organizar un evento de tal envergadura.
Estuvimos presentes en la rueda de prensa que daba el pistoletazo de salida a
la cuenta atrás y ver como explicaban
con tanto cariño y tanta dedicación como habían organizado este año el evento,
y sobre todo, como han intentado poner soluciones a problemas que seguirán
existiendo, porque una puerta no deja de ser un embudo y no pueden pasar mil
personas de golpe.
Sin duda alguna, lo mejor para mí, a medida que he ido
creciendo y mis gustos han ido madurando y han ido más allá, es ver que el
salón también lo ha hecho, y conmigo. La importancia que se le ha dado este año
al espacio Espíritu de Japón, con los ikebana, los bonsáis, el jardín zen, la
filosofía japonesa a través de talleres, la incorporación de la gastronomía
desde años atrás y su establecimiento, las exposiciones que van más allá de la
obra de los autores, y que te adentran en el maravilloso mundo de Japón hace
que el salón se convierta en un evento poliédrico para muchos tipos de público
diferente.
Cumple entonces veinte años el salón con la cifra récord de
130.000 visitantes en cuatro día, convertido en uno de los eventos más
importantes de todo España, por no decir el que más, con respecto al manga y
con muchísimo camino y proyectos para adelante que esperamos poder compartir
mínimo otros veinte años más.
Por Isabel Valenzuela García
Por Isabel Valenzuela García