Freddy abre la boca desmesuradamente por la sorpresa al abrir su regalo, mientras todos le cantamos el Cumpleaños Feliz, y no es para menos: Le hemos regalado un fin de semana-aventura en un instituto interno femenino; tres noches y dos días en los que podrá perseguir a todas las histéricas alumnas del centro. Se muerde el labio inferior y sus ojos brillan.
-Yo... la verdad... habéis sido tan amables... tan delicados... E-es un regalo de tan buen gusto... Yo...
-¡Danos un abrazo, pedazo de cabrito! - dice ZombiD y entre él, Vladi, el Tiíto Creepy, y yo misma, le damos un buen estrujón. Por detrás se acerca Jason y nos abraza a todos a la vez, levantándonos del suelo en su apretado achuchón. Es el cumpleaños de Fred Krueger, ¡nada menos que treinta añazos! En honor a él y las fechas de Halloween en que nos encontramos, le dedicamos éste Cine que ya tendrías que haber visto: Pesadilla en Elm Street.
La cinta arranca con una atmósfera opresiva, llena de niebla y color rojo, y una cabra que se pasea por ahí (suponemos que será una metáfora acerca de contar ovejitas), y una jovencita rubia que corre desesperada, intentando huir de alguien a quien en principio, no vemos, pero que enseguida nos muestra una seña de identidad tan suya como el disparo inicial de James Bond o el sombrero de Indiana Jones: un guante con garras. La joven, Tina, se despierta de un brinco y su camisón está rasgado en cuatro cortes iguales.
A la mañana siguiente, Tina habla con sus amigos Nancy (Heather Langekamp) y Glen (un jovencísimo Johnny Deep) acerca de su pesadilla, y descubre con asombro que también ellos han soñado con "el hombre de las garras", y les pide que por favor, se queden a dormir esa noche en su casa, que tiene mucho miedo. Los dos aceptan y en la casa se presenta también Rod, el novio de Tina. Si lleváis bien la cuenta, veréis que hay cuatro chicos durmiendo en la casa. Pues bien: os anticipo que sólo despertarán tres.
A diferencia de otros villanos del género slasher (terror sangriento, para entendernos), como Jason y Mike Myers, Fred Kruegger no basaba su terror en la lejanía psíquica. Jason y Michael son psicópatas o enfermos mentales: no hablan, no se comunican con los demás de ninguna manera, no se puede negociar con ellos y tu única defensa es atacar y correr. Dificilmente los percibimos como humanos, sino como "seres" que han perdido cualquier humanidad y ni siquiera podemos verles los ojos. Ambos llevan máscaras que refuerzan precisamente esa idea por su tremenda inexpresividad: no tienen sentimiento alguno, matan caprichosamente, sin más motivo que el puro placer de segar una vida cualquiera. Freddy es diferente. Aunque mentalmente hablando sea también un psicópata y un sádico, es mucho más cercano con su forma de ser. Su cara está achicharrada debido al linchamiento del que fue objeto, pero es SU cara, no ninguna máscara. Podemos en todo momento ver sus ojos y su aterradora sonrisa, porque para él, lo que hace es tremendamente divertido.
Freddy no sólo habla, sino que en ocasiones, a lo largo de las secuelas se volverá más y más
parlanchín y cínico. Mientras que Jason es un ejecutor que disfruta matando, Freddy es un cazador que disfruta persiguiendo. Le encanta dar miedo y asco a sus víctimas, disfruta tocándolas y saboreando el miedo que produce en ellas (de hecho, se toma mucho más tiempo para matar a las chicas que a los chicos) y haciéndolas sufrir antes de provocarles la muerte. En ese aspecto, es mucho más cruel que sus "colegas", porque le gusta jugar al ratón y al gato. Sabe que puede provocar la muerte de cualquiera de sus víctimas apenas entran en su terreno, pero es que entonces, no sería tan divertido.
Conforme las secuelas se fueron produciendo, Freddy se volvió más y más imaginativo, llegando a adaptar sus crímenes a las particulares manías y gustos de sus víctimas (si es que es un detallista... no le ven las cosas buenas que tiene, no se las quieren ver al pobrecito mío, con lo atento que es). Así, la chica que suena con ser estrella y salir en la tele, muere cuando Freddy la estrella de cabeza contra el televisor; el chico que construye marionetas ve como Freddy le utiliza como una, usando los tendones de su víctima como grotescas cuerdas para manejarle (podéis disfrutar ambas escenas en Pesadilla en Elm Street 3; guerreros del sueño). Asimismo, las cintas fueron dejando ligeramente el género del terror para adentrarse más en la ciencia-ficción/aventura, pero sin perder nunca de vista la sangre y los sustos que habían hecho de la primera entrega el éxito que es.
Robert Englund, encargado de ponerse detrás de las quemaduras que ornan la cara de Freddy, era sobre todo un actor televisivo, y aquí se había hecho muy famoso por encarnar a Willy, el "lagarto bueno" de la serie V. Lo cierto es que sus ricitos rubios y su encantadora cara de querubín no hacían fácil imaginarle como villano asesino de niños, pero vaya si lo consiguió. En su carrera televisiva había aparecido en Los ángeles de Charlie y hecho pequeños cameos en Juzgado de Guardia. A raíz de encarnar a Freddy, su fama se disparó, y aunque siguió interpretando papeles televisivos en numerosas series, también se hizo un hueco en gran parte del cine de terror, y podemos verle en cintas como Leyenda Urbana, La lengua asesina o Whismaster. Por no hablar de que se dobló a sí mismo en cierto episodio de los Simpson, en uno de los especiales de La casa-árbol del terror.
Los personajes del otro lado de la realidad (quiero decir el vuestro), como Nancy y Glen fueron
construídos para generar la empatía necesaria como para sentir miedo por ellos, si bien a lo largo de las secuelas, esta empatía fue desapareciendo, porque todos sabíamos que, como mucho, iban a durar hasta el inicio de la siguiente secuela. Sin embargo, para ésta primera entrega fueron lo suficientemente convicentes como para que el público lanzase alaridos de pánico no menos de doce veces en los cines. Sí, las contaron. A diferencia de otras producciones similares como "San Valentín Sangriento" o la citada Halloween, nos encontramos con un asesino que no persigue específicamente a chicos malos (si bien es asi como comienza: Rod es un rokero con antecedentes por drogas, Tina es su novia y se aprovecha de la ausencia de su madre para meterlo en casa y..... ¡y todos sabemos qué pasa si estás en una cinta de terror y se te ocurre tener sexo!), sino a todo tipo de chicos, y también a los estudiosos y formales; nadie está a salvo de Freddy.
El capitán Jack Sparrow no llegaba ni a grumete... |
Otro punto para conseguir la perfecta inmersión cinematográfica del espectador, fue precisamente ese, "nadie está a salvo de Freddy". Por más que la madre de Nancy le diga que "no puede hacerle daño. Está muerto porque mamá le mató", en realidad sí que puede, y no hay manera de esconderse de él. Uno puede ser un joven formalito y obediente, no traer a casa al novio, no llevar al novio a la casa de la niña que "cangureas"... pero forzosamente tendrás que dormir y soñar, y eso te hará estar en poder de Freddy. Y aunque esquivarle no sea imposible, sí es difícil. Y sabes que puedes escapar y vencerle sólo momentáneamente. Como diría Terry Pratchett: "tú tienes que tener suerte todas las veces. A él le basta con tener suerte una vez".
Pesadilla en Elm Street fue una revolución para su época, una sensación para el año 1984 (otra más; también Los Cazafantasmas se convirtieron en un clásico instantáneo), y sobre todo, el personaje que salvó de la quiebra a la New Line Cinema. Más tarde, contaría con seis secuelas, una serie televisiva de cuentos de miedo, un crossover con Jason, y más recientemente, tuvo un sonoro remake, para el que también se habla de secuela, pero de momento, no parece haber nada definido. Hoy día, Freddy Krueger es un icono de la cultura pop, cuya cara y garra son reconocidas en todo el mundo y que viene a representar el miedo de todos los niños a la oscuridad y a tener pesadillas. Freddy es la cara que se esconde detrás del "no cierres del todo la puerta, mamá", y fue Wes Craven quien le dio ese rostro. Demos gracias a Craven.
Todos queremos a Freddy. |
"A nosotros, nos han perseguido por todo el mundo; y ellas, sin moverse de Brooklyn, ¡han empatado contigo!" Si no coges ésta frase, tienes que ver más cine.
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