“Ćrase una vez, en Bagdad la magnĆfica, reinaba un califa muy, muy
bueno, pero que tenĆa un visir malĆsimo, y…. ah, ¿no te lo dije? CambiĆ©
de idea”. Con esta sencilla frase, hace ya cuarenta y nueve aƱos, RenĆ©
Goscinny empezĆ³ a describir al personaje mĆ”s terco, villano, cruel,
ruin, innoble… y pese a todo, encantador del cĆ³mic francĆ©s, a un
dibujante que le adorĆ³ (al creador y al personaje), y que nos dejĆ³ el
pasado 18 de Agosto, a la edad de 81 aƱos: Jean Tabary.
Tabary naciĆ³ en Estocolmo, Suecia, en el aƱo 1930, el menor de nueve
hermanos y, como suele suceder en estos casos, ya de niƱo le gustaba
contar historias y dibujar y solĆa hacer pequeƱas historietas ya en la
escuela, si bien, no solĆa contar con la aprobaciĆ³n de sus maestros,
dado que las dibujaba durante las horas lectivas… con 26 aƱos se
presentĆ³, casi por probar suerte en el semanario Vaillant, con los que
serĆan sus primeros personajes, Richard y Charlie, quienes, en palabras
del propio autor “son amigos inseparables, sobre todo en la adversidad. Y
como la adversidad es lo que mĆ”s les sucede, no se separarĆ”n jamĆ”s”.
Con el caracterĆstico humor blanco de la Ć©poca, Tabary se hace pronto
famoso y comienza a dibujar otros personajes, como Totoche, el jefe de
una banda de pilluelos que viven accidentalmente aventuras peligrosas y
divertidas, pero siempre cargadas de buenos sentimientos.
Su talento es rƔpidamente recogido por la revista Pilote, dirigida por
RenĆ© Goscinny, quien le ofrece la creaciĆ³n de una nueva serie: ValentĆn
el Vagabundo, para la que Goscinny le da las primeras ideas, y casi
enseguida continuarĆ” Tabary en solitario. Seducido por la calidad de su
trabajo, el genial guionista decide crear una serie con Ć©l, en principio
para contar las desventuras cĆ³micas de un detective privado… Pero este
supuesto hĆ©roe, jamĆ”s llegĆ³ a ver la luz. Goscinny reciclĆ³ una de sus
propias ideas, con un argumento que le atraĆa mucho mĆ”s: dar, por
primera vez el protagonismo a un villano. Y asĆ en 1962, naciĆ³ el Gran
Visir Iznogud.
La idea del personaje llevaba rondando en la
cabeza de “el amigo de la mĆ”quina de escribir” ya unos aƱos, desde que
escribiera Las vacaciones del PequeƱo NicolĆ”s. En un capĆtulo del libro
NicolƔs, veraneando en un campamento de colonias, se ve obligado a
dormir la siesta diaria junto con sus compaƱeros y, antes de dormir, le
piden al monitor que les cuente un cuento. El joven vigilante empieza a
contar el inicio de las aventuras del malvado visir, lo que darĆa a
Goscinny su idea, que continuarĆa con Tabary, dando ya nombre y
caracteres definitivos a la serie, y sobre todo, la frase-divisa del
protagonista: “¡Quiero ser califa en lugar del califa!”
Tabary, como dibujante cĆ³mico y humorista que era, adoraba las
situaciones cĆ³micas, y en especial los juegos de palabras, por los que
ya conocĆa bien a Goscinny, quien llevaba varios aƱos ya haciendo a
Asterix, donde eran frecuentes. El genial guionista que gustaba de
adaptar su trabajo a sus colaboradores grĆ”ficos, y que sentĆa debilidad
por la admiraciĆ³n que le profesaba el joven Tabary, varios aƱos mĆ”s
joven que Ć©l, los sacaba en serie para Ć©l. De hecho, el mismo nombre del
protagonista, es un juego de palabras, Iznogud, que puede traducirse
del inglĆ©s como “no es bueno”, o “bueno para nada”, lo que ya da una
idea del rumbo de las historias bastante exacta… Por otra parte, los
juegos de palabras eran un apoyo firme y un gran atractivo frente a la
justeza argumental, dado que las historietas giran en torno a una Ćŗnica
idea: Iznogud quiere ser califa en lugar del califa y, para asegurar la
continuidad de las historias, no lo logra nunca; no sĆ³lo no lo consigue,
sino que la mayor parte de las veces, sus intentos se vuelven en contra
suya. Con esa sola idea, los autores completaron un total de once
Ɣlbumes de cuatro a cinco historietas cortas (de unas ocho pƔginas) cada
uno, en vida de Goscinny.
El bondadoso califa, HarĆŗn el
Pussah, vive en la completa ignorancia acerca del verdadero carƔcter y
de las oscuras intenciones de su primer ministro, se pasa el dĆa
durmiendo, salvo a las horas de las comidas, y el pueblo le quiere por
ser tan bueno, a pesar de que sea tan tonto como para no darse cuenta de
la villanĆa de Iznogud, a quien, por mĆ”s seƱas, considera su Ćŗnico
amigo verdadero y le llama cordialmente “su buen Iznogud”. Completa el
reparto el hombre de armas del visir, DilĆ” LarĆ” (Dilath Larath en el
original), guardaespaldas y esclavo personal de Iznogud, y sufridor
particular de la mayor parte de los intentos del protagonista, quien
suele probar en Ʃl las pociones o artefactos mƔgicos, para comprobar si
funcionan. Cuando no sucede asĆ, DilĆ” demuestra tener un gran sentido
prĆ”ctico y notable visiĆ³n de futuro… Ćl SABE que los intentos de su amo
van a acabar en fracaso, y procura anticiparse a ellos, para tratar de
sortearlos lo mejor posible… AsĆ, en La flauta de los chuchos, donde
Iznogud se procura una flauta que mediante una tonada determinada puede
convertir a los hombres en perros, vemos a DilĆ” haciendo una trenza de
cuerda durante todo el episodio. Cuando Iznogud acaba, efectivamente,
convertido en perro, vemos que lo que ha trenzado DilĆ” es una correa
para pasearlo.
Tras la muerte de Goscinny, el cinco de
Noviembre de 1977, el mundo del cĆ³mic francĆ©s se convulsionĆ³ y tanto
Iznogud como Asterix estuvieron a punto de morir con su autor, pero
tanto en un caso como en otro, los dibujantes de los respectivos
personajes continuaron la saga; mientras Asterix ha ido, perdiendo
calidad dolorosamente con los aƱos, Iznogud se reinventĆ³ en cierto modo a
sĆ mismo. Tabary fundĆ³ su propia editorial (Ediciones Tabary), junto a
su esposa y sus tres hijos, e Iznogud pasĆ³ de tener aventuras cortas, a
las aventuras largas de 42 pƔginas, usando siempre el mismo hilo
argumental clƔsico, aunque variando los temas tratados, incluyendo gags
alternativos y usando un estilo de humor mucho menos blanco, pasando a
usar sobreentendidos sexuales o chistes escatolĆ³gicos en muchas
ocasiones. AsĆ Tabary no sĆ³lo conservĆ³ con vida al gran Visir, sino que
le hizo evolucionar y crecer y pasar de ser un personaje netamente
infantil, a expandirse al pĆŗblico adolescente, e incluso adulto,
mediante la serie “Las pesadillas de Iznogud”, publicada en periĆ³dicos,
donde Tabary hizo humor polĆtico-social con la base de su personaje.
En los Ćŗltimos Ć”lbumes, como El ancestro o Un monstruo simpĆ”tico, o
Las mil y una noches del Califa (no publicado en EspaƱa) Tabary, ya de
edad avanzada, contĆ³ con la colaboraciĆ³n de sus tres hijos, Stephane,
Nicolas y Muriel, quienes son tambiƩn historietistas como su padre.
Finalmente, el pasado mes de agosto, Tabary nos se fue, dejando a
Iznogud entre el mundo del cĆ³mic y el del coleccionismo… corre el rumor
de que la trĆada Tabary no dejarĆ” morir a Iznogud y serĆ”n ellos quienes
se ocupen ahora de Ć©l, falta ver si serĆ” cierto y en caso de que lo sea,
si las historietas estarƔn a la altura. Particularmente, siendo hijos
de quien son, yo pienso darles un voto de confianza y mƔs les vale no
defraudarme… ¡porque de lo contrario, los harĆ© empalar!
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