…Buuuuf…. Menuda fiesta la de anoche. Mira que no me gusta pasarme y soy muy moderada bebiendo porque sé que no tengo costumbre, pero anoche me solté, y… a partir de los chupitos azules, lo recuerdo todo como a flashes. La luz del amanecer me quema los ojos aún detrás de las nubes, y mi mano se dirige, muy despacio, hacia la cinta de la persiana. Sólo entonces me doy cuenta que eso que sonaba en mi cabeza, no es producto de ninguna jaqueca. ZombiD está roncando a mi lado. Me cuesta no pegar un respingo. Con mucho cuidado, levanto la sábana, y un infinito suspiro de alivio se escapa de mi pecho. Llevo el pijama corto y él, los calzoncillos de calaveras. Sí, de acuerdo que ZombiD y yo estamos prácticamente juntos, pero… bueno, no es algo que quiera hacer después de sólo dos semanas de estar de forma oficial prácticamente juntos. 


Tengo los ojos pegados, la garganta reseca y la boca pastosa. Mi aliento debe oler peor que sus pies. He dormido con la boca abierta y un mechón de pelo está pegado a la almohada por mis babas, por no mencionar las manchas negras, rosas y azules de la sábana, que prueban que no debí desmaquillarme anoche… Mi cara tiene que ser un cuadro de Picasso, vamos. Con mucho cuidadito, echo las cortinas, que hacen menos ruido que la persiana y también tapan el sol. Muy despacito, intento escabullirme de la cama para ir al baño a adecentarme un poco, pero apenas he sacado las piernas, ZombiD me abraza de la cintura. Y, podéis creerme, uno no se libra de un agarrón de zombi así como así. 


-¿Dónde va mi sesito de miel? - pregunta con su voz de ultratumba. - ¿No irás a salir de la cama sin darme un besito de buenos días, verdad…?


-¡ZombiD…. por favor, estoy recién levantada, sucia, despeinada, sudada, huelo que apesto…! Créeme, no quieres que te dé un beso recién levantada. - ZombiD se ríe y se incorpora del todo en la cama.


-Nena… no sé si te has dado cuenta que tu novio es un nomuerto. ¡NADIE va a estar nunca más “recién levantado” que yo! 


“…Pues también es verdad” Me digo. Me vuelvo y nos besamos. No queréis que lo describa, sobre todo teniendo en cuenta que me gustó, pero de “recién levantados” vamos a hablar hoy en nuestro Cine que sólo se ve en verano. Concretamente, de alguien que se dedica a “reciénlevantar” a la gente, o al menos, lo intenta con un afán digno de encomio: Re-animator.





La acción arranca, sin títulos de crédito, en un hospital europeo, donde una enfermera ha llamado a la policía, asustada de los terribles gritos que salen del despacho de un médico. Los agentes fuerzan la puerta y se encuentran a un joven médico, jeringuilla en mano, intentando reanimar al anciano doctor cuyo nombre lleva el despacho. El desgraciado doctor se Levanta (si lo pongo con mayúscula, es por una buena razón), pero el espectáculo no es muy agradable: los ojos le sangran y le estallan en las órbitas y muere en una fantasía gore, que para eso se ven estas pelis. La enfermera acusa al joven doctor y le pregunta qué le hizo, pero éste se defiende: “Le di la vida”. Y comienzan los créditos con una música que a los amantes del cine les resultará muy familiar; se trata de un refrito de Psicosis. Sí. 


Bien, la acción continúa en los Estados Unidos, donde un joven estudiante llamado Dan Cain está
liado con Meg, la hija del rector de la universidad Miskatonic (¡allí hice yo mis estudios de Biblioteconomía y Documentación!), a escondidas. Los dos son bastante imbéciles y sólo están de cortina para nuestro protagonista, que es el joven doctor europeo, llamado Herbert West (Herb para los amigos), y que ha tenido que abandonar su Suiza natal debido al incidente que da inicio a la película. Dan alquila una habitación para arreglarse de dinero, y Herb, seducido por el amplio sótano con toma de corriente donde podrá entregarse a sus experimientos con tranquilidad, se convierte en su inquilino. 


Durante las clases, Herb se revela como un médico brillante, más brillante de lo que le gustaría al médico y profesor dr. Hill, amigo del rector que también pretende a Meg. Hill y West confrontan y éste le acusa de ser un farsante y robar los trabajos de su mentor (cosa que es cierta), lo que le vale una severa amonestación. A Meg, como su papel es el de "rubia medio idiota-mi papel consiste en chillar y enseñar las tetas", le da mucho miedo Herb y dice que es “siniestro”. Cuando su gato Rufus desaparece y ella y Dan lo encuentran congelado en la nevera del sótano de West, ella le acusa de haber matado al animal, pero Herb asegura que lo encontró en ese estado. Más tarde esa misma noche, Dan escucha ruidos en el sótano y baja a ver, y se encuentra al pobre West hecho un rosario de arañazos intentando controlar a un animal al que el propio Dan mata. Seguro que ya supondréis que se trata del tierno gatito. 



Dan, que tiene mucho músculo en los brazos pero poco dentro del melondro, no acaba de entender la situación, y es que nuestro West se ha hecho candidato al premio Nobel gracias a un suero de color verde-amarillento fosforito (¿no esperaríais que fuese transparente, verdad...? Un suero que levanta a los muertos, TIENE que ser verde fosforito) que, inyectado en la base del cerebro, puede devolver a la vida un cuerpo muerto, cosa que le demuestra con el cadáver (por segunda vez) del pobre gato Rufus (tomando como ejemplo ésta peli y el remake de Pesadilla en Elm Street, creedme: si tenéis una mascota, llamadle Evaristo, Cecilio o Exuperancioarrizabalago si hace falta, pero nunca, jamás, le llaméis Rufus). Y a Dan se le caen lo que vienen siendo las gónadas a los pies. Como a Herb le hace falta un ayudante para experimentar en seres humanos y Dan por su trabajo tiene acceso a la morgue, deciden dar juntos el siguiente paso… 


Re-Animator fue rodada en la segunda mitad de la década de los ochenta, y está vagamente inspirada en el cuento “Herbert West, el reanimador” de Lovecraft (quien a su vez, se basó también en la novela de Mary Shelley, Frankenstein. La que a su vez se había basado en una hipótesis surgida en una reunión de escritores de terror gótico, inspirados por el mito de Pigmalión, el escultor que se enamoró de la estatua que creó. Si seguimos tirando del hilo, lo mismo llegamos a Adán y Eva… Caramba, ¡qué coincidencia!). Y cuando digo “vagamente inspirada”, quiero decir que cogieron el nombre del protagonista, la idea de levantar muertos, el decapitado, y todo lo demás ya es plenamente ochentero, incluyendo los efectos especiales. El mito de levantar a los muertos no era pues ninguna novedad, pero sí lo fue el modo de tratarlo. Parafraseando a Herb y a Dan:


Dan: Tu teoría no es nueva.


Herb: Pero mi suero, sí. 


Desde muy antiguo, en la mitología y la literatura, los fantasmas y los seres que resucitaban han
estado siempre presentes. De hecho, creo que existió cierto rebelde, un comunista al que torturaron y asesinaron, del que se dice que resucitó tres días más tarde. Yo no me lo acabo de creer, porque dicen que también era capaz de verlo y saberlo todo, y si hubiera sabido la corrupción, los escándalos y todas las que iban a montar supuestamente en su nombre, el pobrecito nuestro se hubiera quedado en el sepulcro mucho más tranquilo. Volviendo a nuestro tema, el mito de volver a los muertos a la vida es tan viejo y a la vez tan atrayente (o más) que otros como el del amor eterno, la lucha del bien contra el mal, o el pequeño y astuto venciendo al fuerte menos listo. No obstante, en Re-Animator, la cosa no sólo iba de medicina, sino de terror gore, sangre, tetas y humor. 


A diferencia de otras concepciones del mito de Frankenstein, tratadas siempre bajo un prisma de terror absoluto, seriedad y miedo inspirado en el “monstruo” o en la demostración de que la humanidad puede ser más monstruosa aún que aquél, en Re-Animator, la idea era un terror más adolescente. En los ochenta, mediante cintas como Pesadilla en Elm Street y Los Cazafantasmas, había quedado bien patente que los jóvenes estaban ávidos de sensaciones fuertes en el cine, lo que motivó un resurgimiento del terror, tanto de cierta calidad, como de menor calidad, o hasta de ninguna calidad.


En su momento, cuando Re-Animator fue estrenada, el público del cine se hizo caquita encima con ciertas escenas (ese West pidiendo, completamente frío, a su compañero que se aparte, para acabar con el hombre que acaban de reanimar hundiéndole en la espalda una sierra de autopsias y sacándosela por el pecho, lo queramos o no, ya es una imagen clásica. Nadie ha visto ésta película, a nadie le gusta. Pero todo el mundo recuerda esa escena.) y pasó a convertirse en un clásico del terror-humor. No es que la película tenga toques de comedia, es que hay que tomársela a risa. 


Jeffrey Combs, en su papel de West, en un principio iba a ser “el secundario” por más que la cinta fuese para él; iba a ser la historia de amor imposible entre Dan y Meg, y por ende el personaje de Dan Cain quien se llevase el mayor peso argumental… bueno, quizá fuese así en guión, pero en protagonismo, Combs barría de la escena a su compañero de reparto sólo aupándose las gafas, y ha sido su personaje el que ha quedado para la posteridad (o pop-teridad). La cinta tiene un guión de terror sólido dentro de lo que cabe, si bien tira más de sensacionalismo y sangre para intentar conseguir el sobresalto, pero debemos entender que estamos frente a una cinta precisamente de ese estilo, una película que no pretendía convertirse en un clásico del terror psicológico, sino del gore, de lo sangriento, de la casquería… y eso sí que lo consiguió, llegó a ser un título de culto dentro de ese género en particular que es el terror sangriento veraniego. 


Re-Animator tuvo dos secuelas: La novia de Re-Animator, rodada apenas un año más tarde y cuya calidad es baja hasta para su género pero tiene su aquél en efectos visuales, y Beyond Re-Animator, estrenada mucho más recientemente, en 2003, respaldada con un importante capital español y que contó nada menos que con Santiago Segura haciendo de secundario (cómo se lo tuvieron que pasar rodando eso, que no me digan que no…), de las que intentaré hablaros éste mismo verano. Sobre todo de la tercera, porque pese a pasar por la más completa indiferencia, lo merece de verdad, podéis creerme. 

Los científicos locos y los chicos estudiosos tienen MUCHO morbo.

Re-Animator es una cinta de casquería, y al igual que en las patatas fritas de burguer, la gracia está en el ketchup. Es fácil de ver a poco que quieras pasar un rato sin pensar mucho o te guste el género. Si te da cosilla la sangre, no te arrimes a ella. Cinefiliabilidad 3.



“Paco, que te lo vengo diciendo, que yo soy gafe. Pero no un gafe corriente, no… ¡un gafe de campeonato!”. Si no coges ésta frase, tienes que ver más cine.