Hace
algún tiempo leí un libro llamado “Dios vuelve en una Harley” de Joan
Brady y me sorprendió el pensar que si viera a un tipo con túnica y
sandalias, lo que menos pensaría es en Jesucristo. Creería que estoy
ante un zumbado muy hippy y Brady debió de pensar lo mismo, así que lo
puso tipo macarrilla pero con buen corazón. O lo que es lo mismo:
adaptando las enseñanzas más que obsoletas de la Biblia a nuestros
tiempos.
Cuando vi “Las vacaciones de Jesús y Buda” se me vino automáticamente a la cabeza dicho libro y decidí darle una oportunidad. No me defraudó, carcajadas aseguradas.
Cuando vi “Las vacaciones de Jesús y Buda” se me vino automáticamente a la cabeza dicho libro y decidí darle una oportunidad. No me defraudó, carcajadas aseguradas.
Jesús
y Buda deciden tomarse unas vacaciones terrenales: alquilan un
apartamento en Tokio y pretenden disfrutar de lo que la ciudad les
ofrece. El primero es holgazán, manirroto y un poco vago, mientras que
el segundo es tranquilo, casi huraño y muy previsor.
Juntos recorren Japón, armándola de una manera o de otra… Eso sí, manteniendo en secreto su identidad.
Parad de reír que aún no hemos empezado en serio.
El dibujo ligero de Nakamura, acompaña a una historia llena de tópicos religiosos, así como orientales. Por razones de proximidad y práctica del budismo, el líder espiritual hindú sale mejor parado que el cristiano, tanto a nivel de diseño, mucho más detallista (ese pelo lleno de caracoles, los lóbulos de las orejas, el punto en la frente) como en carácter (Jesús es poco más que un dejado muy caprichoso); Buda se ilumina literalmente mientras que Jesús empieza a sangrar por los estigmas en cuanto se complica la situación.
Un dibujo poco trabajado pero en cuyos pequeños detalles distinguimos a nuestros “héroes”, sirve de marco perfecto a un relato que en un principio parece no tener ni pies ni cabeza.
Si analizamos un poco la historia, está llena de chistes que refutan esos tópicos, como que Buda es capaz de alcanzar el Nirvana en una montaña rusa y por supuesto, el viajar cerca de un templo, le supone que todo el mundo quiera una foto suya, por el parecido con la deidad. Que le toquen el punto en la frente, le hace flaquear.Jesús tiene miedo al agua, no sabe nadar (de ahí que abriera el mar Rojo y haga lo propio con la piscina) y la historia que cuenta sobre su bautizo e inmersión en el famoso río Jordán, no puede más que arrancarnos, sino una carcajada, una buena sonrisa.
Gautama Buda colecciona su propia serie manga : Buda de Osamu Tezuka, mentras que Jesús, que por cierto, tiene que pedirle permiso para casi todo lo que se le pase por la cabeza, no tiene preferencias definidas.
Este manga recibió el premio cultural de Tezuka Osamu (¿casualidad?) en 2009, logrando encaramarse al puesto número 10 en la famosa lista Oricon de los más vendidos en Japón.
No os puedo contar nada más sin caer en spoilers, pero sí os puedo hacer reflexionar un poco; si humanizáramos a las deidades (ya es lo que nos faltaría), serían trabajadores y como tales, tendrían derecho a unas vacaciones, igual que a mirarse cada euro e intentar pasárselo bien sin llegar a quedarse sin blanca. Tras leer el manga, me queda un poco la sensación de superficialidad, es decir, han omitido prácticamente las enseñanzas que ofrecen en sus doctrinas y ridicularizando hasta el extremo lo que se presupone como defectos de carácter.
A pesar de todo es un relato la mar de entretenido y que no os pedirá ningún tipo de reflexión, simplemente que lo disfrutéis y os riais un rato.
En resumen, una gran historia que no aportando nada nuevo y haciéndose eco de chistes religiosos, logrará arrancaros más de una carcajada.
Lo mejor: toda la parodia en sí, la forma de resolver cualquier problemilla.
Lo peor: sin duda el dibujo. Muy simplista, aunque también me inclinaría por la diferencia de estatus de Buda y Jesús.
Ficha técnica
Nombre original: Seinto Oniisan
Autor: Hikaru Nakamura
Género: comedia
Categoría: Seinen
Nº tomos: 7 (abierta)
Año: 2007 (sin finalizar)
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