"En tiempos remotos la tierra estaba cubierta por bosques  en los que durante siglos habĆ­an morado los espĆ­ritus de los dioses".




Director: Hayao Miyazaki
CompaƱƭa: Ghibli

GĆ©nero: Drama HistĆ³rico, AcciĆ³n.
CategorĆ­a: Seinen.

AƱo: 1997

 JapĆ³n feudal. Ashitaka, prĆ­ncipe de un pueblo al borde de su extinciĆ³n, debe comenzar un largo peregrinaje tras haber sido maldecido por un Dios Demonio. Su deber es averiguar el por quĆ© de la apariciĆ³n del demonio en sus tierras y a su vez el cĆ³mo deshacerse del mortal estigma, lo que le llevarĆ” a las lejanas tierras del oeste.

AllĆ­ los bosques son aĆŗn frondosos viviendo espĆ­ritus y dioses en forma de grandes bestias. Pero la raza humana poco a poco va ganando terreno, construyendo asĆ­ la colosal Ciudad del Hierro. Una guerra ha dado comienzo. La princesa guerrera Mononoke encabeza la protecciĆ³n del bosque contra la humanidad, y Ashitika serĆ” la clave para detener el conflicto y sus terribles consecuencias, intentando que ambos mundos vivan en armonĆ­a.

 CUANDO EN LOS BOSQUES MORABAN DIOSES

   La Princesa Mononoke no es sĆ³lo una de las grandes producciones de la animaciĆ³n japonesa. Siempre supondrĆ” algo mĆ”s. Un toque de atenciĆ³n por parte de Ghibli, Hayao Miyazaki y la propia JapĆ³n de lo que eran capaces de mostrar al mundo. Y eso es respaldado a conseguir superar a E.T. de Spilberg como una de las pelĆ­culas mĆ”s vistas en JapĆ³n.

   A travĆ©s de la necesidad de Mizuki, productor de Ghibli, de crear una obra mĆ”s adulta de lo que hasta ahora habĆ­an hecho desde La Tumba de las LuciĆ©rnagas; Hayao Miyazaki tuvo la brillante idea de juntar dos pequeƱos cuentos infantiles ilustrados por Ć©l mismo: Mononoke Hime de 1980 y Shuna´s Journy de 1983. Teniendo en cuenta que se anclarĆ­a en la Ć©poca feudal Moroboshi, y con algunos sutiles cambios de la obra original –y de alguna manera teniendo muy en cuenta NausicaƤ del Valle del Viento-, La Princesa Mononoke comenzĆ³ a gestarse como toda una pelĆ­cula de acciĆ³n feudal llena de fantasĆ­a y con mensajes rotundos y contundentes.

   Se dice que la obra viene a transmitir el poder de la naturaleza en el mundo, la necesidad de Ć©sta, inseparable del ser humano, y como la propia raza humana -en seƱa de un ser egoĆ­sta, aunque no malvado- se empeƱaba en destruirla por sus propios intereses sin comprender lo necesario que es convivir con ella. Y aunque es cierto que es uno de los mensajes, no el mĆ”s importante, pues entre esa confrontaciĆ³n entre la naturaleza y la raza humana hay otro mensaje mucho mĆ”s cercano a nuestra realidad y a nuestro ser: la desigualdad que el propio ser humano hace contra sĆ­ mismo y el resto de seres del mismo mundo. No aceptar a otros seres por su raza, su condiciĆ³n, su sexo, su forma de pensar o porque simplemente deben soportar una terrible enfermedad. Y como el aceptar a unos sĆ­ y a otros no, llega sin ser admitido como una soluciĆ³n de igualdad. Estos actos son los que provocan un estigma maldito en el mundo del cual es difĆ­cil deshacerse si no somos conscientes de ello.

    Abordado el tema, nos damos cuenta de la profundidad de la obra, y como la naturaleza se queda en una segunda posiciĆ³n, aunque es sin duda otra gran baza que siempre ha utilizado y recurrido Miyazaki, muy unido a Ć©ste tipo de ambientes y lugares; temiendo que sea destruido por culpa de una evoluciĆ³n "de forja e hierro" sin control, quedando en el olvido. Pero en sus obras siempre hay un aliento de esperanza. Las escenas de guerras y luchas, tema siempre presente en sus obras aunque muy pocas veces mostradas con detalle, pueden llegar a ser grotescas e impactantes sin alcanzar el abuso ni el absurdo.

   Personajes que calan pronto con el espectador, gracias a estar bien recreados y posicionados con sus ideas. San (Mononoke) en defensa del Bosque y que representa a la raza humana que teme a su propio ser y a sus actos, y por eso lucharĆ” contra ella. Lady Eboshy, como la parte egoĆ­sta del ser humano pero que a la vez vela y lucha para que exista igualdad entre los seres humanos. Y Ashitaka, el ser humano que siente el dolor que provoca los actos irresponsables de los hombres y los deseos de los dioses de los bosques de destruir a los humanos, pero a la vez tiene fe en ellos para que naturaleza y hombre se ayuden. Pero si algo debe ser remarcado en este apartado es la existencia de dos protagonistas a la vez muy diferenciados, por no hablar de la mayor presencia masculina con Ashitaka cuando Miyazaki siempre ha sido predilecto por fĆ©minas protagonistas. Es cierto que en la obra de Laputa, El Castillo en el Cielo, existĆ­a ya un duo protagonista, pero existen como compaƱeros de viaje con un mismo fin. En la Princesa Mononoke el duo formado por San y Ashitaka no es tanto como dos protagonistas que viajan por un mismo camino, son dos personajes que se complementan y a su vez son antagĆ³nicos, que buscan el mismo fin pero por medios distintos. Siendo esa dualidad otra extraƱeza mĆ”s que hace que La Princesa Mononoke sea una rareza mĆ”s en la obras del director. No es algo casual que esto ocurra, ya que es debido a que tanto Ashitaka como San son dos protagonistas de las dos obras distintas de Miyazaki que ya he comentado a comienzos del escrito.

   Pese a todo, Miyazaki sigue siendo puro a su espĆ­ritu a pesar de mostrarnos uno de sus lados mĆ”s tenebrosos; y nuevamente utiliza esa moraleja que se ven en todas sus obras donde no todos son tan malvados. Me gustarĆ­a acabar este apartado la respuesta que dio en una entrevistan donde le reprochaban que los niƱos no entenderĆ­an la profundidad de Ć©sta pelĆ­cula: "Son precisamente los niƱos quien mejor entenderĆ”n la obra. Porque ellos sientes mis mismos miedos y deseos [...]". Y es cierto. La primera vez que la vi, la segunda y tercera... siempre sentĆ­a algo que no puedo explicar, me sentĆ­a henchido de gloria, como si algo agradable -y a veces tenebroso- me inundara. Y ahora, aunque la admiro y a veces siento algo parecido, no es lo mismo, porque tal vez ese niƱo poco a poco se oculta cada vez mĆ”s en mi interior. 

San y Ashitaka. Protagonistas de dos historias originales distintas, aunados magistralmente.

MƁS ALLƁ DE LA NATURALEZA Y LA GUERRA

La Princesa Mononoke fue un trabajo de dos aƱos con un presupuesto de dos mil millones de yenes. Exacto, el productor de Ghibli quiso tirar la casa por la ventana y fue el que provocara que Miyazaki pudiera ser mucho mĆ”s detallado que en sus obras anteriores -que ya lo eran- y, por consecuencia, serlo aĆŗn mĆ”s en obras posteriores. Para Ghibli, La Princesa Mononoke fue un punto y partida de una nueva generaciĆ³n de animes -claro, tĆ©cnicamente hablando-. Por cierto, fue el primero donde Miyazaki aceptĆ³ el uso de las nuevas tecnologĆ­as -cosas del productor de Ghibli-, si bien el uso fue muy especĆ­fico.

Dibujo a manos del propio Hayao Miyazaqui. Como siempre un dibujo de trazo fino, suave, con gran expresividad y muy detallado en pequeƱos aspectos, asƭ como con la vestimenta. Paisajes asombrosos y
realistas hechas a mano y retocadas de forma mĆ­nima con el ordenador, aquellas que daban dificultades de luminosidad. Sin duda alguna destacan los frondosos y tupidos bosques, asĆ­ como las extensas y verdes llanuras, que incluso sin animar estĆ”n llenos de vida, asĆ­ como la urbanizada Ciudad del Hierro y su tatara -la fundiciĆ³n-. Gran gama de colores, en su mayorĆ­a de tonalidades vivas, pero que cambian a cada instante dependiendo los contrates de iluminaciĆ³n y el clima.

AnimaciĆ³n detallada, fluida y realista sin la necesidad de exagerar movimientos, a la altura de toda obra que ha realizado Miyazaki. La animaciĆ³n del efecto del viento -o el aire- , es muy usada en momentos donde los personajes deben demostrar expresividad, captar al espectador o incluso en escenas intensas. Otro gran punto es la animaciĆ³n de la climatologĆ­a, nubes blancas, negras, lluvias; un conseguido realismo gracias a distintos tonos de colores, luminosidad y animaciĆ³n sutil, aunado a los avances tecnolĆ³gicos. Y por Ćŗltimo, combates grĆ”ciles pero a su vez con tono realista, con movimientos justos y detallados tanto por los personajes como su entorno.  

MĆŗsica a manos de Joe Hisaishi que ya se ha ocupado de otros trabajos de Ghibli como NausicaƤ o El Viaje de Chihiro. Nos topamos con una mĆŗsica en su mayorĆ­a instrumental que calza a la perfecciĆ³n con la temĆ”tica, las escenas y los personajes, siendo un personaje mĆ”s de la historia. Hisaishi confesĆ³ que normalmente hace la mĆŗsica para el espectador, pensando en quĆ© debe sentir con tal escena, pero en esta ocasiĆ³n quiso hacer algo diferente, plasmar el alma de Hayao... hacer mĆŗsica para Hayao Miyazaki. Y debiĆ³ conseguirlo cuando el director y creador estaba mĆ”s que satisfecho. El Ćŗnico tema musical -Princess Mononoke Theme Song- fue cantado por el contra-tenor Yoshikazu Mera tal y como se lo planteĆ³ el propio Miyazaki: "Un susurro del alma de Ashitaka expresando los deseos hacia San". En EspaƱa tuvimos la buena o mala suerte de escucharla con otra voz -desconozco de quiĆ©n- que a mi parecer no es mala y llega asemejarse bastante al de Mera.

Doblaje japonĆ©s impoluto, que encaja a la perfecciĆ³n tanto en personajes como en escenas. Yoji Matsuda es Ashitaka (NausicaƤ -Asbel-, y otros como en GS -SAC-.), Yuriko Ishida es San (El PuƱo de la Estrella del Norte -Yuria-, Pom Poko -Okiyo-), Yuko Tanaka es Eboshi (Ć©ste y Cuentos de Terramar  han sido sus Ćŗnicos trabajos) y Akihiro Miwa es Moro (Castillo Ambulante -Bruja-). Destacar la tĆ©cnica usada por los estudios para los dioses, que era poner un micrĆ³fono pegado a la garganta del doblador. El efecto impresionĆ³ tanto al director que en seguida mandĆ³ que todos los dioses fueran grabados por la misma tĆ©cnica. Y es que le da un tono de profundidad y misticismo pocas veces escuchado.

  El doblaje en espaƱol llevado a cabo por la compaƱia Euroaudiovisual y distribuida por Disney (como Miramax o Buena Vista -sus otros dos nombres tapadera-). Destacan: David Robles como Ashitaka (Super GALS -Rei Otohata-, Naruto -Orochimaru-), Eva DĆ­ez como San (Sailor Moon SuperS -Bes Bes-), MarĆ­a JosĆ© Castro como Lady Eboshi (FMA -secundarios-) y MarĆ­a Luisa Rubio como Moro (DartacĆ”n y los Tres Mosqueperros -Reina Ana de Austria-). Aunque nuevamente no supere al original, es de lo mejorcito que se puede escuchar, con voces bastante acordes -prefiero al Ashitaka espaƱol que al japonĆ©s, aunque contradice los deseos de Miyazaki-. Pero la Voz de MarĆ­a Luisa Rubio siempre me ha embelesado por su profundidad.

Una obra maestra del genio de la animaciĆ³n Hayao Miyazaki, siendo la mĆ”s oscura en su haber pero, a la par, siendo fiel como siempre a su estilo y modo. Con lo que nadie sale defraudado y por el momento es una rareza Ćŗnica de sus creaciones.