Hablar de ero-guro en la actualidad no resulta tan extraño como varios
años atrás. Gracias a la labor de la editorial Glènat (actual EDT),
llegó a nuestras librerías este género manga de la mano de las obras de
Suehiro Maruo hace ya más de diez años. Con el lanzamiento hace ya casi
un año de "Reproducción por mitosis" de otro de los grandes artistas del
género, Shintaro Kago, este tipo de historias se han visto reavivadas
con la publicación de más obras de este autor.
¿Qué tiene el ero-guro que nos repugna y apasiona por igual? Asumir la primera lectura de un manga de este estilo, aparte de complicado, puede resultar difícil de digerir por la gran cantidad de simbología que aparenta estar detrás del ero-guro y que a nosotros, occidentales, se nos escapa en gran medida a causa de nuestras propias inclinaciones culturales.
¿Qué tiene el ero-guro que nos repugna y apasiona por igual? Asumir la primera lectura de un manga de este estilo, aparte de complicado, puede resultar difícil de digerir por la gran cantidad de simbología que aparenta estar detrás del ero-guro y que a nosotros, occidentales, se nos escapa en gran medida a causa de nuestras propias inclinaciones culturales.
Originariamente,
el ero-guro, contracción de erotic grotesque nansensu, que viene a
significar "Sinsentido erótico-grotesco", fue un movimiento artístico
que se originó en la década de los años 20 del siglo XX como producto de
una sociedad de entreguerras; un fenómeno cultural burgués que se
dedicó a la plasmación artística de lo extravagante, desviado, extraño e
incluso ridículo, siendo éstas las principales características del
movimiento. Este tipo de corrientes culturales resultan producto de esta
época, muy a la par del nihilismo y el hedonismo de algunos autores
europeos marginales, explicados por la situación de crisis tanto
económica como social, producto de esa larga y dura post-guerra que
continuó a la Primera Guerra Mundial.
Tras el terremoto de 1923 se produce una ola de modernizaciones por todo Tokio que no dejará de ser una metáfora del cambio que sufrirá en general la sociedad japonesa, un reflejo de los profundos cambios modernizadores que hacen temblar los cimientos de la sociedad tradicional japonesa.
Todo este tipo de producciones artísticas comenzaron a ser censuradas por la presión y dominación militar posterior a la Segunda Guerra Mundial provocando que el ero-guro volviera a reaparecer, pero de forma mucho más underground, especialmente en producciones cinematográficas.
El cómic ero-guro tuvo su mayor auge en los años 80, y aunque tengamos como objeto de reseña una obra de Maruo, grandes autores son el ya citado Shintaro Kago o incluso el inventor del género tentacle rape, tan utilizado en algunos hentai, Toshio Maeda.
Lo erótico, lo grotesco y lo sinsentido que supone este género se adscribe a la actualidad de la sociedad japonesa a la perfección. Como podemos ver en "La sonrisa del vampiro", Maruo nos presenta una crítica cínica, disfrazada precisamente de ese grotesco que representa el ero-guro, nos sirve para conocer el espacio actual en que muchos se encuentran ahora: esa falta de explicación al sinsentido que constituye el movimiento original hunde sus garras en figuras actuales de los bishounen de los propios shojos, o también viéndose representado por algunas bandas visual kei, donde precisamente ese subgénero creado, el eroguro kei busca a través de la estética provocar las sensaciones que evocase el ero-guro: erótico, agresivo y todo lo que lo rodea, siendo el máximo exponente de este subgénero el grupo cali≠gari.
Takato Yamamoto es otro de los exponentes actuales de este género en el arte. Sus fuentes narrativas beben directamente del ukyo-e y del ero-guro de los años 20, mostrando imágenes de jóvenes afeminados en procesos de tortura y/o bondage, jugando con el fino hilo que separa la voluntad de la asimilación a ese destino cruel. La belleza de las estampas choca con la crueldad sin motivo de las que los protagonistas son víctimas o verdugos.
Tras el terremoto de 1923 se produce una ola de modernizaciones por todo Tokio que no dejará de ser una metáfora del cambio que sufrirá en general la sociedad japonesa, un reflejo de los profundos cambios modernizadores que hacen temblar los cimientos de la sociedad tradicional japonesa.
Todo este tipo de producciones artísticas comenzaron a ser censuradas por la presión y dominación militar posterior a la Segunda Guerra Mundial provocando que el ero-guro volviera a reaparecer, pero de forma mucho más underground, especialmente en producciones cinematográficas.
El cómic ero-guro tuvo su mayor auge en los años 80, y aunque tengamos como objeto de reseña una obra de Maruo, grandes autores son el ya citado Shintaro Kago o incluso el inventor del género tentacle rape, tan utilizado en algunos hentai, Toshio Maeda.
Lo erótico, lo grotesco y lo sinsentido que supone este género se adscribe a la actualidad de la sociedad japonesa a la perfección. Como podemos ver en "La sonrisa del vampiro", Maruo nos presenta una crítica cínica, disfrazada precisamente de ese grotesco que representa el ero-guro, nos sirve para conocer el espacio actual en que muchos se encuentran ahora: esa falta de explicación al sinsentido que constituye el movimiento original hunde sus garras en figuras actuales de los bishounen de los propios shojos, o también viéndose representado por algunas bandas visual kei, donde precisamente ese subgénero creado, el eroguro kei busca a través de la estética provocar las sensaciones que evocase el ero-guro: erótico, agresivo y todo lo que lo rodea, siendo el máximo exponente de este subgénero el grupo cali≠gari.
Takato Yamamoto es otro de los exponentes actuales de este género en el arte. Sus fuentes narrativas beben directamente del ukyo-e y del ero-guro de los años 20, mostrando imágenes de jóvenes afeminados en procesos de tortura y/o bondage, jugando con el fino hilo que separa la voluntad de la asimilación a ese destino cruel. La belleza de las estampas choca con la crueldad sin motivo de las que los protagonistas son víctimas o verdugos.
Si bien hemos hablado de la influencia que el ukyo-e ejerce en este género, particularmente en Takato Yamamoto y por extensión a los demás artistas contemporáneos japoneses (no podemos olvidar que una de las fuentes de las cuales el manga bebe directamente es de este tipo de estampas del siglo XVII al XIX) una referencia importantísima es el muzan-e. También conocido como "estampas sangrientas" o "los veintiocho asesinatos famosos en verso", son una colección de estampas realizada por Yoshitoki en los 60 del siglo XIX con imágenes de violencia y mutilación. Considerados como la primera representación del ero-guro, aparte de las escenas de violencia, evocan el declive moral de la sociedad que continúa plasmándose con el mismo lenguaje en el ero-guro actual.
A modo de conclusión final, cabe decir que el movimiento actual del ero-guro en el manga hunde sus raíces en un estilo hijo de la propia sociedad nipona, que lucha y manifiesta en forma de crítica pictórica, siguiendo el lenguaje tradicional de la estampa como medio de expresión para la recreación de las características básicas del género, que luego se extenderán a la literatura y al cine, la representación de la decadencia de sus valores de una forma cruda, violenta y con clave principal el sinsentido, la pérdida de no poder darle explicación al momento actual y la desvinculación con sus raíces, probablemente causada por la influencia occidental que ya puede observarse en las estampas del muzan-e, ya en plena época Meiji.
Fuentes
Hand, Richard: "Dissecting the Gash. Sexual Horror in the 1980s and the Manga of Suehiro Maruo. " http://journal.media-culture.org.au/0410/05_horror.php
Linton, Jennifer: " “Ero guro nansensu”: the dark, disturbed grandchildren of Japan’s era of decadence." http://jenniferlinton.com/2012/12/14/ero-guro-nansensu-the-dark-disturbed-grandchildren-of-japans-era-of-decadence/
López, F.J; García Pacheco, J.A.: "LA MUJER EN EL MANGA ERO-GURO DE SUEHIRO MARUO" http://www.tebeosfera.com/documentos/documentos/la_mujer_en_el_manga_ero-guro_de_suehiro_maruo.html
4 Comentarios
He disfrutado mucho con tu artículo, Ysora. Y he encontrado cierta similutud entre los muzan-e de Yoshitoki y los grabados de Goya de 40 años antes, especialmente con la serie de los Desastres de Guerra y los Disparates... Gracias por tu generosidad
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado, ya me lo dijiste en persona el otro día :)
ResponderEliminarSin duda alguna el arte expresa los recovecos más oscuros del alma humana y en especial en la época de los años 20, y con posterioridad, no deja de ser una vía de escape a una sociedad que se abría cada vez más a occidente, lo cual provocaba, y a mi humilde parecer sigue provocando, ese choque tan abrupto de tradición = modernidad que tan bien interpretan algunos autores japoneses a nivel artístico, tanto en manga, cómo en cine, cómo en música o cómo en el propio arte plásticos (cuadros y esculturas).
¡Mira lo que he aprendido hoy! Apasiona y da repelús a la vez. Un artículo muy interesante. Gracias
ResponderEliminarHola Lady, ya veo que te ha dejado comentar. En algunas publicaciones no sé porqué no deja...
EliminarMe alegro que te haya parecido interesante <3
Se respetuoso o se borrará tu comentario. Gracias.