En
2010 el cineasta americano Darren Aronofsky sorprendió a propios y
extraños con “Black Swan”, una obra que exploraba el descenso a la
locura de una ballerina desde una perspectiva personal y psicológica.
Doce años antes Satoshi Kon, otro afanado director amante de los
recovecos de la mente humana, había emprendido un viaje similar para
retratar la paranoia que sufre una pop idol. Mima Kirigoe, cantante
japonesa, decide retirarse de su mundo de música y espectáculos de luz
para entrar por la puerta grande en el cine. Sus fans reaccionan muy mal
al saber que la idol decide abandonar el mundo que la ha consolidado,
pero todo cambia cuando Mima descubre un blog firmado por la llamada
Mi-manía, una persona que parece saber mucho sobre ella y describe como
si fuera un diario online cada una de las cosas que ha dicho y pensado…
Perfect
Blue es una película llena de detalles y difícil de comprender a la
primera visión. Satoshi Kon traza un paisaje misterioso donde la vida
personal de Mima, su traspaso al mundo de la gran pantalla y el misterio
sobre la identidad de Mi-manía se mezclan, capa sobre capa, haciendo
dudar constantemente sobre qué es real y qué no lo es. Perfect Blue es
una película profundamente basada en la psicología humana y en conceptos
como la autosugestión y la doble personalidad, jugando constantemente
con las perspectivas de la protagonista y del espectador para crear un
paisaje apenas visible, tan real y tan falso como el propio mundo al que
ella misma pertenece. Esta es una de esas operas primas que marcan al
autor y que muestran que estamos ante un artista conocedor de su mundo
interior y de sus referencias, y que como Pi en Aronofsky, Following en
Nolan o Reservoir Dogs en Tarantino, define desde el principio el camino
que va a trazar el director durante el resto de su carrera.
Perfect Blue evoca la sensación de vivir un sueño del que nunca se despierta y donde la realidad es una entelequia que se desvanece en cuanto intenta agarrarse. Mima intenta despertar de su propia consciencia y de las ilusiones a las que quizá se esté induciendo, que quizá otro la esté causando, y con ella se aprende el auténtico significado de la percepción. Perfect Blue es una película que se interroga lo que hace “ser” a una persona, aquello que nos compone y define, y lo mezcla con su neblinosa concepción de un mundo que parece estar cambiando constantemente de canal como en los programas que Mima protagoniza, causando una sensación de confusión que invita a desvelar el misterio último: ¿qué es real?
Si bien otras películas como Matrix evocaban este concepto efectuando una clara distinción entre lo que es y no es, lo real y lo ficticio, Perfect Blue es tan cierta como falsa en todo momento, un gato de Schrödinger cuya caja nunca se puede abrir, porque como en el cine de Lynch, la respuesta la dará la película, pero el significado pertenece al espectador. Si bien los motivos que empujan a la paranoia, no la mecha que inicia la explosión sino la ficha que inicia el derrumbamiento, pueden ser un poco rebatibles, y la estructura de la película puede adivinarse y causar un cierto tedio, la constante dicotomía entre la realidad y la imaginación y la lucha contra una esquizofrenia que la propia Mima puede estar causándose, sumados a un brillante dibujo que muestra la capacidad onírica del anime a un nivel tan sutil como magistral, mezclando la realidad costumbrista con la mística del thriller y lo onírico, son más que suficientes como para mantener al espectador interesado en esta historia tan única y fascinante.
Perfect Blue evoca la sensación de vivir un sueño del que nunca se despierta y donde la realidad es una entelequia que se desvanece en cuanto intenta agarrarse. Mima intenta despertar de su propia consciencia y de las ilusiones a las que quizá se esté induciendo, que quizá otro la esté causando, y con ella se aprende el auténtico significado de la percepción. Perfect Blue es una película que se interroga lo que hace “ser” a una persona, aquello que nos compone y define, y lo mezcla con su neblinosa concepción de un mundo que parece estar cambiando constantemente de canal como en los programas que Mima protagoniza, causando una sensación de confusión que invita a desvelar el misterio último: ¿qué es real?
Si bien otras películas como Matrix evocaban este concepto efectuando una clara distinción entre lo que es y no es, lo real y lo ficticio, Perfect Blue es tan cierta como falsa en todo momento, un gato de Schrödinger cuya caja nunca se puede abrir, porque como en el cine de Lynch, la respuesta la dará la película, pero el significado pertenece al espectador. Si bien los motivos que empujan a la paranoia, no la mecha que inicia la explosión sino la ficha que inicia el derrumbamiento, pueden ser un poco rebatibles, y la estructura de la película puede adivinarse y causar un cierto tedio, la constante dicotomía entre la realidad y la imaginación y la lucha contra una esquizofrenia que la propia Mima puede estar causándose, sumados a un brillante dibujo que muestra la capacidad onírica del anime a un nivel tan sutil como magistral, mezclando la realidad costumbrista con la mística del thriller y lo onírico, son más que suficientes como para mantener al espectador interesado en esta historia tan única y fascinante.
Ficha Técnica
Año: 1998
Autor: Satoshi Kon
Estudio: Madhouse
Género: Thriller psicológico
Categoría: Seinen
Duración: 80 minutos