Escrito por Fuyuhoshi
Léela en Calameo
.Autor: Satoshi Kon
.Estudio: Madhouse
.Año: 2006
.Género: ciencia ficción, thriller
.Categoría: seinen
.Duración: 90 minutos
Christopher
Nolan pareció romper barreras e inventar la pólvora al hacer “Origen”,
película que exploraba los límites de los sueños y la relación que
establecía con las personas que los tenían. Sin embargo, Satoshi Kon,
uno de los grandes autores del anime, ya se le había adelantado años
atrás con la aún más rompedora, onírica y experimental “Paprika”.
La
obra se desarrolla en el futuro, donde existe un objeto llamado DC
Mini, un aparato que al ponerse en la cabeza permite explorar los sueños
e incluso establecer una conexión entre los distintos soñadores. Cuando
el aparato, que en un principio nace con fines terapéuticos, comienza a
ser empleado para enloquecer a una serie de personas implicadas en su
desarrollo, el equipo de investigación comenzará a investigar sobre
quién está detrás de todo esto. “Paprika” es una obra que hace justicia
al mundo onírico donde se desarrolla, ya que la mística de los sueños
empaña cada plano y cada momento de la obra. Si bien en “Origen” siempre
se sabía cuando se está despierto y cuándo dormido, “Paprika” rompe por
completo las barreras de la realidad y el sueño para crear un mundo tan
frágil como el que vive la protagonista de “Perfect Blue”. Todos los
personajes despiertan constantemente de sueños que parecen estar
viviendo, creando una realidad inestable donde al final poco importa
dónde esté ocurriendo la acción, lo cual compone el mensaje último de la
película, muy ligado al de “Perfect Blue” ¿qué es real, y qué no? ¿qué
importa qué pueda ser real si en los sueños puedo ser quien quiera?
Satoshi
Kon deja una imaginación desbocada correr en esta película, que
experimenta y explora todas las posibilidades que puede brindar la
animación y hace un uso brillante de la misma. Muchas películas de
animación se hacen porque aparecen criaturas extrañas, los animales
hablan o porque se desarrolla en un mundo alienígena e imposible de
presentar con imagen real. Sin embargo, Kon utiliza la animación de su
cine como si fuese un efecto especial. Un payaso gigantesco que sale de
un coche minúsculo. Un desfile de objetos y criaturas de todo tipo que
se alarga a lo largo de kilómetros. Un escenario que se deshace y
derrite. Todo ello contribuye al carácter onírico de esta obra, que
ignora cualquier tipo de cautela y salta sin miedo y en bomba a la
piscina de la experimentación, lo cual puede suponer a algunos. La
película, muy basada en sus personajes y la comprensión de sus
respectivos miedos y vicios, pasa de ser tan sutil que en ocasiones
apenas se sabe si envía un mensaje a tan atrevida que no se sabe qué
mensaje es el que se está enviando. Pero es en su atrevimiento donde
reside su magia. Si bien Nolan se basaba en conceptos reales y en la
psicología para crear su mundo de sueños en “Origen”, Satoshi Kon traza
un boceto de los términos básicos de la psicología onírica para crear
una base aceptable y desde ahí salta a la más exacerbada fantasía
japonesa.
Tomando referencias del surrealismo, del cine clásico y
del dadaísmo, Kon crea un paisaje propio y con tanta identidad que un
solo fotograma basta para reconocer su toque. La película es un
constante despliegue visual de efectismo y poderío, mostrando el poder
de la animación tradicional y los muchos recursos que los japoneses
tienen a la hora de expresar emociones y momentos. Dirigida con pulso
firme y un gusto por lo mágico, “Paprika” es una obra esencial en la
videoteca de cualquier otaku, y una película que merece todo el culto y
la admiración que se le pueda brindar. Satoshi Kon puede haber muerto,
pero su obra permanecerá por siempre, imbuyendo su talento tan único y
especial cada fotograma.